Un documental mediocre
sobre Ignacio M. Altamirano
Por Mario Casasús*
El 15 de mayo, para
conmemorar el día del maestro, el productor David Cienfuegos difundió un
documental en YouTube: “Ignacio
Manuel Altamirano. Genio y figura del siglo XIX mexicano” (2020). Es una
producción financiada por el gobierno de Héctor Astudillo y respaldada por El
Colegio de Guerrero (institución donde trabaja Cienfuegos). Recibí la
invitación para participar en el documental, me interesaba conocer a los nuevos
“altamiranistas” de Guerrero, escuché la propuesta de Cienfuegos y la lista de
los entrevistados. Acepté colaborar porque, según entendí, era un proyecto
serio, académico y original.
El documental resultó
ser una basura, nunca había visto un trabajo tan malo, mediocre, con pésima
posproducción y basado en una serie de erratas impresentables. Las imágenes que
acompañan al documental no corresponden con la narrativa de los entrevistados,
por ejemplo: cuando la historiadora Ana María Cárabe está hablando sobre
Francisco Altamirano, el papá de Ignacio M. Altamirano, aparece una fotografía de Joaquín
Casasús (en un elegante frac); el resto de las imágenes están colocadas con una
primitiva presentación de PowerPoint sin
ton ni son (un estudiante de secundaria podría manejar con mayor destreza otros
programas para editar videos), ninguna fotografía tiene créditos (la mayoría
pertenecen al Archivo Casasús), incluso aparecen portadas de libros que no
tienen ninguna relación con el documental: “Raíz y razón de Zapata” (1943) y
“Jesús Sotelo Inclán en Morelos” (2018). Para concluir con la parte técnica de
la pobre producción, algunos escenarios de los participantes son el colmo, los
afortunados salieron con sus bibliotecas de fondo (en el mejor de los casos),
pero otros salieron con un telón negro de fondo, como si no hubiera cualquier
locación vinculada con la biografía de Altamirano o paisajes bonitos en
Guerrero (elegí conceder mi entrevista sobre la locomotora 279, porque
Altamirano inauguró el ferrocarril Cuautla-Ciudad de México en 1881).
La única altamiranista
con libros publicados es la historiadora Ana María Cárabe y el único biógrafo
altamiranista es el doctor Florencio Benítez, el resto de los entrevistados son
unos completos neófitos, cometieron graves errores en sus intervenciones, desde
la arrogancia de Ricardo Infante (hablando como si hubiera sido testigo del
siglo XIX, aseguró que Altamirano pronunció el discurso contra la amnistía
improvisando), a los lugares comunes de Humberto Santos (en el ámbito
educativo), a las erratas de la poeta Frida Varinia sobre la supuesta ruptura
de Porfirio Díaz y Altamirano, a la poca destreza de Gela Manzano para leer una
carta de Altamirano, ¿por qué no repitieron la toma?, los nervios durante la
lectura dejaron mal parado al documental, los detalles importan, entiendo que
no todos estamos acostumbrados a las cámaras de cine y televisión, pero
debieron ensayar la lectura de la carta de Altamirano y montar la mejor toma.
Intenté elevar el debate, pero fui censurado cuando desmentí la ruptura del dictador
Díaz y el diplomático Altamirano, eliminaron minutos completos de mi
intervención, a pesar de que compartí una exclusiva: la relación epistolar de
Altamirano y la científica Marie Curie (dato desconocido hasta ahora).
Sin embargo, toda la
inexperiencia de Cienfuegos al realizar un documental la hubiera pasado por
alto, son gajes del oficio, cuando un político se disfraza de cineasta. Le
hubiera perdonado todo de no ser por tres invitados que arruinaron el
documental: el propio Cienfuegos (cierra y abre el guión, es el héroe de la
película). En literatura un antologador no debe publicar su propia poesía o los
fragmentos de su narrativa, el exceso de ego es de mal gusto. La metodología
debe replicarse en un documental, si planeas reunir a los “expertos”
altamiranistas de Guerrero, está absolutamente fuera de lugar que el realizador
salga al principio, en medio y al final de la película, sin aportar nada nuevo,
Cienfuegos hizo un infomercial donde él lleva la voz cantante, es la gran
estrella del show político. El segundo personaje iletrado es Mauricio Leyva (burócrata
del gabinete de Guerrero), supongo que fue la cuota impuesta por el gobierno de
Astudillo, este señor Leyva se ve que nunca ha leído los 24 volúmenes de Obras
completas de Altamirano, no tiene caso citar sus errores, sería darle importancia
a un funcionario que no supervisó en qué se gastaron los recursos públicos del
Estado de Guerrero, señor Leyva: ¿cuánto costó rodar esta basura?, si usted no
responde preguntaré al INAI, no es el primer proyecto que Héctor Astudillo le
paga a Cienfuegos.
La cereza del pastel
fue el otrora dirigente del PRI: César Camacho, un político de afamada
reputación (por su corrupción), un traidor a la patria, de la estirpe carroñera
de Arturo Montiel o Enrique Peña Nieto, la trinidad de los neoconservadores del
Estado de México, sin duda Altamirano representa lo contrario a Camacho,
Montiel y Peña. Es indignante y repugnante compartir la pantalla con César
Camacho, jamás me avisaron que el documental sería una plataforma para lavarle
la cara a lo peor del PRI, tampoco le avisaron a la historiadora Ana María
Cárabe, ni al doctor Florencio Benítez (lo confirmé por teléfono con mis dos
colegas altamiranistas), mucho menos tuvieron la cortesía con el cronista César
Ortiz Triana (fue una falta de respeto invitarlo al documental y dejarlo muy
pocos segundos en pantalla, con el pretexto de darle más tiempo a Camacho &
Leyva).
¿Qué dijo César
Camacho en el documental?, una estupidez tras otra: “Altamirano aprendió
español a los 10 años” (sic), está demostrado que era mestizo, que su lengua
materna era el español, que si bien tomaba clases de náhuatl con el profesor Galicia
Chimalpopoca en 1869, es una enorme mentira decir que: “aprendió español a los
10 años”. ¿Por qué invitaron a César Camacho?, ¿cuáles eran sus credenciales
altamiranistas?, cuando Camacho dirigía la Fundación Colosio publicó, en 2012,
un refrito: la biografía de Ignacio Ramírez escrita por Ignacio M. Altamirano
(con textos preliminares de Camacho & Cienfuegos), podría enumerar todos
los errores de su ensayo, pero lo más absurdo fue cuando Camacho aseguró que
“Altamirano se hizo liberal desde niño, por influencia de su padre” (sic). No
hay ninguna fuente para sostener semejante mentira, Altamirano se hizo liberal
a los 19 años, en Cuautla, durante la Revolución de Ayutla, el ignorante
Camacho haría bien en leer la “Oración cívica” de Altamirano (1855),
pronunciada a sus 20 años. En el texto preliminar, Camacho, sostiene que
“Altamirano era indígena” (repite la misma mentira), siguiendo esa lógica
escribió que ganó una beca para estudiar en el Instituto Literario de Toluca
precisamente por ser indígena (el decreto para otorgar las becas en el
Instituto Literario jamás menciona el requisito de ser indígena, el decreto lo
publicó Víctor Ruiz Meza y lo retomó Jesús Sotelo Inclán, autores que no
citaron en el prólogo de la “nueva” biografía del Nigromante). César Camacho y
David Cienfuegos publicaron el refrito del refrito en 2018, para conmemorar el Bicentenario
de Ignacio Ramírez, reeditaron la biografía escrita por Ignacio Manuel
Altamirano con los textos preliminares de 2012.
Si pretendían publicar
un digno homenaje para el Bicentenario
del Nigromante, ¿por qué no buscaron entre las fuentes originales?, ¿por
qué no consultaron a los herederos del archivo de Altamirano?, la familia
Casasús conserva un homenaje íntimo que hizo Altamirano al morir su maestro
Ramírez, es un trabajo completamente inédito, sorprendente, a la altura del Bicentenario del Nigromante, pero el
hallazgo bibliográfico tendrá que esperar hasta noviembre de 2034 (Bicentenario
de Altamirano). En resumen, en lugar de iniciar nuevas investigaciones, Camacho
& Cienfuegos, se aprovechan del erario publicando refritos, robando los
reflectores, y subiéndose al prestigio de los altamiranistas disfrazados de
académicos. Insisto: ¿cuántos recursos públicos desperdiciaron en el documental?,
finalmente, exijo al gobierno de Astudillo y a los productores involucrado en
este fraude: RETIREN MI ENTREVISTA DEL DOCUMENTAL, ES UNA VERGÜENZA COMPARTIR LA PANTALLA CON EL
IGNORANTE Y CORRUPTO CÉSAR CAMACHO. MI TATARABUELO DEBE ESTAR REVOLCÁNDOSE EN
SU TUMBA, EL GOBIERNO DE ASTUDILLO PROFANÓ LA MEMORIA DE “PAPÁ NACHO”.
*Periodista, biógrafo de Ignacio Manuel Altamirano.