Jaime
Labastida: “Publicamos a Roberto Bolaño y José Saramago en Plural, fuimos plurales y abiertos”
Por
Mario Casasús
Ciudad
de México.- En entrevista con Clarín.cl Jaime
Labastida (1939), poeta y editor, recuerda a los escritores que publicó en la
revista Plural (Roberto Bolaño, José
Saramago y Mario Benedetti, entre otros), además reivindica la refundación de Siglo XXI Editores: “En 1990 contábamos
con exceso de personal, los libros estaban mal hechos, mal pegados, con un
pésimo papel y las portadas se imprimían a dos colores; tomé decisiones que
iban en contra de los criterios de la empresa: hice portadas a cuatro colores,
exigí que hubiera mejor papel, amplié los márgenes, ordené que los libros
tenían que estar cosidos y empecé a contratar a autores que ya no estaban en la
nómina de la editorial. 1991 fue difícil, el primer año hubo pérdidas, pero a
partir de 1992 no hemos tenido un año con números rojos”. Finalmente, el maestro
Jaime Labastida no descarta publicar las Obras
completas de Eduardo Galeano: “Habría que revisar sus libros
descatalogados”.
MC.- Maestro Labastida,
¿cuál era el contexto al asumir la dirección de la revista “Plural”?
JL.-
Cuando asumí la dirección de Plural
lo hice en medio de una controversia muy fuerte, hubo gente que vaticinó que yo
podría dirigir un primer número pero nada más, asumí la dirección de la revista
en medio de una tormenta. En México prevalece una visión casi oficial de un
lado, o de otro, de los acontecimientos culturales, y se estableció con firmeza
que había sido un golpe del gobierno al periódico Excélsior para sacar a Julio Scherer porque era crítico, en aquella
época era muy difícil tener libertad de expresión, los propios periódicos se
autocensuraban. Insisto en que la salida de Scherer fue posible –entre otras
razones- porque habían condiciones internas, yo no descarto el deseo de Luis
Echeverría de dar un golpe a Scherer en 1976, pero se dieron las condiciones en
la cooperativa que lo hicieron posible, de lo contrario ese golpe no se hubiera
dado jamás. Un año más tarde, el nuevo presidente López Portillo, con la
anuencia de Scherer quiso devolverlo al periódico. A Scherer le parecía
incorrecto que se diera un golpe en contra suya, pero le parecía correcto que
se diera un golpe a su favor para reinstalarlo, pero no fue posible porque la cooperativa
estaba unida. Quiero decir que se propició el golpe, pero hubo condiciones que
lo favorecieron, incluso yo firmé el documento en contra del golpe en Excélsior.
Eso
obligó a Octavio Paz a renunciar a la revista que había fundado en Excélsior, durante 10 meses (entre
agosto de 1976 y junio de 1977) una persona se hizo cargo de la dirección
temporal de la revista, luego el director del periódico se puso en contacto
conmigo y me ofreció la dirección de Plural,
yo sabía que esto me iba a acarrear la animadversión de varios intelectuales y
escritores, tendría que remar en contra de la corriente para sacar adelante la
revista, sabía que sería escasa la posibilidad de contar con el apoyo de los
intelectuales y escritores mexicanos.
MC.- A partir de 1978, el
jefe de redacción de “Plural” era el poeta uruguayo Saúl Ibargoyen y el
secretario de redacción era el poeta argentino Jorge Boccanera, ¿por qué
incorporó un perfil sudamericano en su equipo más cercano?
JL.-
Yo no pedí dirigir la revista, me ofrecieron la dirección, así que puse mis condiciones,
incluso planteé la posibilidad de cambiarle el nombre a la revista, pero el
director de Excélsior me dijo: “el
nombre Plural le pertenece a Excélsior, no a Octavio Paz, el nombre
debe ser el mismo”. Acepté dirigir la segunda época de Plural, cambiamos el formato de la revista y pedí un consejo de
redacción con carácter internacional, desde el principio planteé la posibilidad
de que la revista se abriera a todos los ámbitos de América y del otro lado del
Atlántico. Fue muy difícil, no puedo negarlo, hubo enemistades muy fuertes que
trataban que la revista fracasara, hubo boicot, mucha gente se negaba a
colaborar conmigo, esto se olvidó, se sigue diciendo: “la revista Plural de Octavio Paz”, o “la revista Letras Libres es heredera de Plural y Vuelta”, como si la segunda época de Plural no existiera, se ha intentado borrar. A mí no me apura, los
investigadores pondrán las cosas tal como sucedieron, pero vuelvo a decirte: la
vocación que quise imprimirle a la revista fue más amplia, siempre mantuve una
estructura de la revista, abríamos con poesía, luego había un cuento, teníamos
una sección de cine, teatro, música, libros, artes plásticas y ensayos de
crítica literaria, o de carácter político. Yo mantuve la revista al margen de
todos los abrevaderos políticos de la época, hubo quienes dentro de la revista
me decían: “si Nexos y Vuelta tienen acceso al poder, por qué
nosotros estamos marginados”, les respondía: “yo no quiero ser un elemento del
poder, ni acercarme a los centros gubernamentales”. La gente puede ver nuestra
independencia a lo largo de casi 20 años de la segunda época de Plural.
MC.- Las omisiones de la
segunda época de “Plural”.
JL.-
¿Cuáles omisiones?
MC.- La omisión de los
seguidores de Octavio Paz, ellos niegan la existencia de la segunda época de “Plural”,
¿podría remediarse este olvido publicando una antología de “Plural” o
digitalizando la revista?
JL.-
La revista dejó de aparecer en 1994, la cooperativa desapareció, ahora Excélsior es propiedad de un empresario,
ellos tendrían que decir si lo quieren hacer. Yo no tengo elementos para
hacerlo, no me interesa, los investigadores dirán si vale la pena digitalizar
la segunda época de Plural. Hay
alguien que me ha propuesto hacer un recuento de lo que fue Plural, yo los dejo en libertad, que
hagan lo que quieran, lo que ocurrió en Plural
se repitió conmigo, estoy marginado de muchas cosas, a pesar de todo sigo con
mi trabajo.
MC.- ¿Cómo era la
dinámica del consejo de redacción para los números monográficos de “Plural”?,
pienso en el ejemplar de septiembre de 1983, por los 3 inéditos de Neruda.
JL.-
Teníamos contacto con varios escritores, soy amigo de muchos de ellos en
Latinoamérica y me dirigía a ellos para hacer los números monográficos. También
me dirigía a los chicanos, dedicamos varios números chicanos, me adelanté a lo
que ahora tratamos de hacer al establecer vínculos académicos y poéticos con
nuestros hermanos de la frontera. Son varios números chicanos, tú puedes
revisar, los vas a encontrar. Teníamos una correspondencia muy activa con
ellos, por eso se pudo mantener.
MC.- “Plural” publicó
los primeros reportajes de Roberto Bolaño, ¿cómo establecieron el contacto con
el poeta infrarrealista?
JL.-
Fui editor de muchos escritores jóvenes, o ellos se acercaban a mí, porque
encontraban en Plural no un coto
cerrado, porque otras revistas publicaban exclusivamente a su gente de
confianza, nosotros no, nosotros fuimos plurales, más abiertos y los jóvenes se
acercaban a la revista y los recibíamos con los brazos abiertos. Uno de ellos
fue Roberto Bolaño, después adquirió gran fama por su escritura y forma de
vida, pero no sabíamos que iba a suceder eso con él, me enorgullezco de haber
publicado a Roberto Bolaño en Plural.
MC.- ¿Publicó a otro
escritor desconocido?
JL.-
Fui el primer editor de José Saramago en México, algo mencionó en los Cuadernos de Lanzarote, si mal no
recuerdo dijo: “¿no sé por qué me pidieron colaborar en una revista mexicana”.
Conocí a Saramago antes de que recibiera el Premio Nobel de Literatura.
MC.- “Plural” publicó 2
manuscritos facsimilares de Neruda, ¿conoció al poeta chileno?
JL.-
No, nunca traté a Neruda.
MC.- Antes de comenzar a
grabar la entrevista me dijo que Neruda visitaba Cuernavaca, ¿quién lo invitaba
a Morelos?
JL.-
El doctor en derecho Raúl Cervantes Ahumada era amigo de Neruda, Raúl tenía una
casa en Chiconcuac (Morelos), en el terreno pasaba un apantle. Neruda visitó la
casa de Chiconcuac en varias ocasiones, me lo dijo el propio Raúl. Tú sabes que
Neruda también visitó a Siqueiros en Cuernavaca, conversé con el muralista
porque yo tenía un condominio a lado de La
Tallera, en la calle Venus, Siqueiros era mi vecino, lo buscaba cada fin de
semana, en una ocasión me dijo: “de Cuernavaca me sacan únicamente con los pies
por delante”, ya no quería regresar a la Ciudad de México, prefería la
tranquilidad de Cuernavaca.
MC.- En su opinión de
editor y poeta, ¿cuál es el mejor libro de Neruda?
JL.-
La obra de Neruda que más me interesa, que leo y releo, es Residencia en la tierra, para mí Residencia en la tierra y Alturas
de Machu Picchu son los logros más importantes de Neruda, ahí está la
revolución poética. Otros libros son interesantes, pero no se comparan con Residencia en la tierra.
MC.- Cambiando de tema,
del oficio periodístico pasemos al trabajo en la edición de libros, ¿quién lo
nominó para dirigir Siglo XXI Editores?
JL.-
Era integrante del consejo de administración de Siglo XXI en calidad de suplente, cuando murió Jesús Silva Herzog
en 1985, el director y fundador de Siglo
XXI –Arnaldo Orfila- me pidió que pasara a formar parte del consejo y
sustituí a Silva Herzog. Cuando Orfila fue jubilado por nosotros al cumplir 90
años, temporalmente estuvo un director ejecutivo. Cuando renuncié al Instituto
Nacional de Bellas Artes –era subdirector general- el consejo de Siglo XXI me propuso que asumiera la
dirección de la editorial, lo pensé mucho, lo hablé con Orfila y otras
personas, finalmente decidí aceptar la propuesta. Quiero decirte que en ese
momento la editorial pasaba por una situación extremadamente difícil, estaba
técnicamente en quiebra, sus libros habían dejado de venderse, los primeros
problemas que enfrenté fueron: ¿cómo hacer que sobreviviera la empresa?, no
tenemos subsidios porque somos una sociedad anónima de capital variable. En
1990 contábamos con exceso de personal, los libros estaban mal hechos, mal
pegados, con un pésimo papel y las portadas se imprimían a dos colores; tomé
decisiones que iban en contra de los criterios de la empresa: hice portadas a
cuatro colores, exigí que hubiera mejor papel, amplié los márgenes, ordené que
los libros tenían que estar cosidos y empecé a contratar a autores que ya no
estaban en la nómina de la editorial. 1991 fue difícil, el primer año hubo
pérdidas, pero a partir de 1992 no hemos tenido un año con números rojos,
sacamos la nariz fuera del agua y hemos podido solventar nuestras dificultades
financieras y por eso recuperamos la filial en Argentina, tenemos una empresa
en España que pudimos adquirir, no somos Random
House, ni Planeta, somos
modestos, pero sobrevivimos y trabajamos eficazmente.
MC.- ¿Cuántas propuestas
de manuscritos reciben?, ¿qué porcentaje de libros publican al año?
JL.-
Te puedo decir que recibimos tal cantidad de propuestas que no tenemos
capacidad para publicar todo lo que nos ofrecen. Los autores llegan por su
propio pie para ofrecernos manuscritos, otras editoriales extranjeras nos hacen
llegar sus catálogos, y los autores que conocemos también nos proponen libros,
o nosotros buscamos a ciertos autores; pero es imposible publicar todo lo que
nos ofrecen, desde el punto de vista financiero y técnico, tenemos que ser
selectivos. Publicamos 40 títulos nuevos al año en México, más los 40 títulos
anuales de la filial argentina y lo mismo ocurre en España.
MC.- ¿Siglo XXI España
firmó un convenio con la editorial Akal?
JL.-
No. Akal compró Siglo XXI en España que no era un sello nuestro, fue una mala
decisión al formar Siglo XXI Editores
en España, no nos pertenece. Quisimos comprar el sello Siglo XXI Editores España, pero se lo vendieron a la editorial Akal. Nuestra filial está en Barcelona,
se llama Anthropos.
MC.- ¿Cómo funciona el
consejo editorial de Siglo XXI en México?
JL.-
Los consejos asesores nos dicen si vale la pena cada propuesta, por ejemplo:
tenemos especialistas en psicología, psiquiatría y psicoanálisis, también
tenemos expertos en historia y ciencias sociales, contamos con intelectuales que
dirigen colecciones, yo tengo que leer varias propuestas. Arnaldo Orfila y su
esposa Laurette Sejourne leían muchos
manuscritos y buscaban a los autores, gracias a Laurette
Sejourne se
incorporó a Michel Foucault y Claude Lévi-Strauss a Siglo XXI Editores, porque la esposa de Orfila era francesa y
conocía muy bien la cultura de su país. Nuestro catálogo está centrado en las
ciencias sociales y las humanidades, tenemos un apartado de literatura, pero no
es lo más fuerte de Siglo XXI. De vez
en cuando publicamos libros de arte, de economía y de historia. Tenemos muy
bien definida nuestra línea editorial.
MC.- Eduardo Galeano es
el autor latinoamericano más leído de Siglo XXI Editores, ¿cuándo firmó su
primer contrato con ustedes?
JL.-
A partir de Las venas abiertas de América
Latina (1971), recuerda que Galeano sufrió muchas dificultades con las
dictaduras de Uruguay y Argentina, lo obligaron a vivir exiliado en España,
entonces dejó el periodismo cultural y político en las revistas que dirigía y
se dedicó a su propio trabajo literario. Orfila le propuso publicar Las venas abiertas de América Latina en Siglo XXI, nadie tenía previsto que
sería un éxito de ventas, sigue siéndolo. En alguna ocasión le planteé una
posibilidad: “Eduardo, tu libro es magnífico, los jóvenes siguen leyendo Las venas abiertas, pero tus datos son
muy viejos, ¿no querrías actualizarlo?”.
MC.- ¿Qué dijo?
JL.-
La respuesta de Galeano fue: “Me da mucha flojera”. No quiso hacerlo, a pesar
de los datos desactualizados se sigue vendiendo porque el libro está muy bien
escrito en términos literarios, ese es su secreto.
MC.- Firmó contrato con
Siglo XXI para un libro que salió en 1971, ¿Galeano viajó por primera vez a México entre 1968 y 1970?
JL.-
Probablemente, yo no estaba al frente de la editorial, tardé 20 años en hacerme
cargo de Siglo XXI, posiblemente en
aquella época Eduardo realizó su primer viaje a México.
MC.- ¿Cuál es la
historia del libro póstumo de Galeano con Siglo XXI?
JL.-
La negociación se hizo en Argentina con Helena Villagra, la viuda de Galeano.
Nuestro director en Argentina, Carlos Díaz, siempre estuvo en contacto con
Eduardo y después con la viuda, de forma que se negoció rápidamente la
publicación de El cazador de historias
(2016).
MC.- ¿Existe la
posibilidad de reeditar los libros descatalogados de Galeano?, pienso en “China
1964” y “Guatemala, clave de Latinoamérica”.
JL.-
Quién sabe si pueden funcionar. Tal vez funcionarían porque los libros de
Galeano valen por su escritura, no por los datos. Tenemos libros que se llaman Brasil Hoy, o Ecuador Hoy, pero se publicaron originalmente hace 40 años, esos
libros ya no funcionan. Habría que revisar los libros descatalogados de
Galeano, no lo he hecho.
MC.- ¿Galeano publicó en
“Plural”?, pienso en una antología periodística con sus notas en “La Jornada” y
“Brecha”.
JL.-
Algo debimos publicar de Galeano en Plural.
Porque tuve contacto con él en aquella época, en Plural publicamos a los poetas uruguayos Mario Benedetti y Saúl
Ibargoyen. No recuerdo a Galeano, no he revisado, doné mi colección de la
revista Plural porque no cabía en mi
casa, pero lo revisaré con calma.
MC.- Finalmente,
¿publicarán otros libros póstumos de Galeano?, pienso en un álbum con sus
dibujos.
JL.-
No tengo noticias, Carlos Díaz no nos ha comentado nada, tampoco Helena
Villagra. Eduardo trabajaba con lentitud, publicó mucho, pero trabajaba con
lentitud, si te fijas en sus textos están muy bien cuidados, los revisaba hasta
que se encontraba satisfecho. No sé si dejó un proyecto editorial inconcluso,
tampoco sé el destino de sus dibujos, desde luego Helena debe saber y tal vez
Carlos Díaz.