Rius: “La derecha medieval no sabe con
qué cara celebrar este falso Bicentenario”
Por Mario Casasús
Tepoztlán.- En entrevista con Clarín.cl Eduardo
del Río (1934), desmitifica la conmemoración del Bicentenario: “En la derecha
mexicana no tienen ni asomo de vergüenza, tras haber sido los que mataron y
vejaron a Hidalgo y Morelos, los que asesinaron tanto a Madero como a Villa,
Zapata y Flores Magón, que el PAN esté encabezando unos festejos carísimos y
sin ningún provecho para nadie, excepto, claro, para los organizadores y sus
cuates escritores, músicos, pintores y escultores. No creo, pues, que haya nada
para celebrar”.
El 11 de septiembre de 1973, Rius abrió
una carta que le envió Augusto Olivares –asesor del Presidente Allende y
director de Televisión Nacional de Chile en 1973-, para invitarlo a conocer la
experiencia de la Unidad Popular, por obvias razones el caricaturista mexicano
no pudo viajar a Santiago de Chile, sino hasta después del plebiscito de 1988 y
la salida del dictador Pinochet. Este tipo de invitaciones se han multiplicado
durante toda la trayectoria de Rius, en agosto de 1964, Ernesto Che
Guevara le propuso dirigir una revista de humor gráfico en La Habana; hasta
el Subcomandante Marcos del EZLN reconoce en Rius a
su maestro, porque desde las historietas Los Supermachos (1966-1968)
a Los Agachados (1968-1981), "En la provincia, la
política llegaba por Rius o no llegaba".
MC.- ¿Por
qué bautizó su libro: 2010 Ni independencia ni revolución?, ¿era demasiado
optimismo llamarlo “Bicentenario para principiantes”?
ER.-Bueno, el título es para justificar
el contenido. Traté de llevar varios hilos conductores a lo largo del libro, lo
que se volvió un enredijo a la mera hora. Traté de hacer ver que mientras no
resolvamos el añejo problema indígena, este país no va a cambiar, ni a mejorar.
Otro hilito fue demostrar que ni somos independientes (sería un chiste cruel
sostener lo contrario), ni se ha hecho una Revolución digna de ser festejada.
Nuestra “Revolufia” duró sólo un sexenio con el General Lázaro Cárdenas, y
después se volvió “Robolución”, y hasta la fecha en eso anda la cosa.
MC.-En
diciembre de 1985 “El Metiche” publicó una entrevista con “Rius”, por supuesto
hablaron del Mundial de Fútbol México 86; ¿qué opina del “gran evento del
Bicentenario”, el partido México vs. España?, ¿qué tipo de conmemoraciones
organizó la derecha para una efeméride que le era indiferente?
ER.- No sabía que un partido de fútbol
fuera parte de las celebraciones. Eso nos da la medida exacta del pensamiento
de nuestra derecha medieval, que no sabe con qué cara celebrar este falso
Bicentenario, excepto con eventos macabros como llevar las calaveras de los
héroes a no sé dónde ni para qué, o a hacer fiestas de oropel para satisfacer a
nuestro globero y fiestero pueblo, que celebra hasta un empate con Haití o las
Islas Caimán. Aunque también los gobernantes que se dicen de izquierda, no han
pensado nada diferente de fiestas aparentes y monumentos nuevos que no nos
sirven ni para un carajo. En la derecha mexicana no tienen ni asomo de
vergüenza, tras haber sido los que mataron y vejaron a Hidalgo y Morelos, los
que asesinaron tanto a Madero como a Villa, Zapata y Flores Magón, que el PAN
esté encabezando unos festejos carísimos y sin ningún provecho para nadie,
excepto, claro, para los organizadores y sus cuates escritores, músicos,
pintores y escultores. No creo, pues, que haya nada para celebrar.
MC.- El
Bicentenario se conmemora en –casi- toda Latinoamérica, la principal tesis de
su libro es la persistente injusticia, violaciones y saqueos que han sufrido
los pueblos originarios, incluso cita a dos presidentes de México que renegaban
su raíz indígena (Benito Juárez y Porfirio Díaz). ¿Cuándo se terminará el racismo
en el continente?, ¿qué representa Evo Morales para Latinoamérica?
ER.- Estos festejos no están calculados
para combatir y menos acabar con el racismo. Eso sigue viento en popa. Los
organizadores de los grandes festejos son empresarios extranjeros, gringos y
franceses sobre todo. Los indios no tienen nada que hacer en las celebraciones.
Todavía si se les dieran pases para visitar los museos donde están las
preciosísimas obras de arte de sus antepasados, o los dejaran entrar gratis a Teotihuacán,
Palenque o Chichen Itzá... ¡Pero ni eso! O que declararan una amnistía general
para todos los presos políticos, la mitad de los cuales son indios inocentes.
Bueno, soñar no cuesta nada.
Lo de Evo Morales en Bolivia es la
excepción que confirma la regla, en un continente donde los dueños les siguen
pagando renta a los invasores de sus tierras. Vuelvo a uno de los hilitos del
libro: tenemos que hacerle justicia a los indios o no tenemos ya esperanza como
país. Siempre nos han gobernado los enemigos del indio, los conquistadores. Yo
no concibo un pueblo que siga sometido a los curas que destruyeron su cultura y
su religión. Pero así es la cosa: somos cristianos y guadalupanos. Ya se nos
olvidó la Conquista y el Virreinato, y esperamos un milagro de la Virgen de Guadalupe
-y de sus otras 657 denominaciones- para llegar a la Independencia y la
Democracia.
MC.- El 11
de septiembre de 1973 recibió un telegrama con la invitación del gobierno de
Salvador Allende para viajar a Santiago de Chile; tengo la impresión de que
usted, después de la amarga experiencia dictatorial sudamericana no quiso
conocer Buenos Aires, Montevideo, La Paz o Santiago, ¿estoy equivocado?
ER.-Lo que me llegó ese 11 de
septiembre fue una carta del Perro Olivares -creo que era el secretario de Allende
o algo por el estilo- invitándome a Chile. Años después, tras el NO a Pinochet,
me animé a ir a Chile invitado por la Universidad Católica para participar en
un Encuentro de Historieta, donde pude conocer a mis colegas chilenos, Hervi entre
otros, que se fajaron haciendo cartones delante de Pinochet.
MC.- En más
de 125 libros de humor gráfico, ha publicado temas de filosofía, política,
historia, ecología, sexología, gastronomía, etcétera; sin embargo no conozco un
libro de usted sobre los escritores que admira, a excepción de una historieta
en homenaje a “Cien años de soledad” (Proceso, 2007). ¿Por qué no ha dibujado
la biografía de ningún escritor?
ER.- El tema de escritores no me
entusiasma demasiado para hacer un libro. Participé con mucho gusto en el
homenaje de Proceso al Gabo y sus Cien
años de soledad, sufriendo bastante porque el tema era difícil. La prueba
es que fui el único que hizo una historieta sobre Macondo, mientras
los demás se concretaron al cartón clásico. Sin embargo, mi último libro viene
a ser una biografía ilustrada con los trabajos de un gran ilustrador del exilio
español, José Narro Celorio, prácticamente desconocido en México y más conocido
en España. Es un libro serio sin monos míos, que no sé qué recepción tenga
entre mis lectores. Pero bueno, yo quiero hacer un homenaje a un dibujante y
tratar de subsanar la injusticia que se estaba cometiendo con él.
MC.- ¿Cuál
es el criterio al compilar sus Obras Completas?, ¿por qué ha excluido libros
como "Ya te vimos Pinochet"?, ¿es una decisión de sus editores?
ER.- Bueno, el criterio que están
usando los editores en lo que se pueden medio llamar mis Obras Completas, es
incluir sólo los libros editados por Grijalbo. El de Ya te vimos
Pinochet (1974) y otros, no aparecerán en esa colección. Habría que
hacer otro con los títulos que no fueron grijalbosos o como se diga.
MC.- La
Editorial RM ha publicado el catálogo de libros de arte con mayor prestigio de
Iberoamérica; el pasado 3 de junio presentó el libro homónimo de la exposición:
“De San Garabato al Callejón del Cuajo”; ¿qué piensa al ver las acuarelas de
Rius en un museo y formar parte del canon del libro de arte?
ER.- Mi trabajo no es para libros de
arte. Lo del Museo del Estanquillo sólo fue el catálogo de la exposición:
"De San Garabato al Callejón del Cuajo", donde se colaron algunas
acuarelas y un seudo-mural. Está por salir un libro que comprende todas las
"Casas de Citas" que he hecho para El Chamuco, en las que
se puede "admirar" diseños gráficos y collages medio artísticos. En
el mejor de los casos, sí consideraría "libros de arte" a los de
collage que he hecho: "Con perdón de Doré" y "La mamá del
Quijote", que son menos conocidos que otros de mis títulos.
MC.- Han
sido meses difíciles, murieron sus queridos amigos Carlos Monsiváis y Gabriel
Vargas; ¿cuál es el aporte de “La familia Burrón” a la gráfica popular?, ¿y el
papel de Monsiváis en la revaloración de la caricatura e historieta?
ER.- Pues sí, este año se nos han ido
grandes amigos y admirados escritores, como Monsi, Gabriel Vargas, José
Saramago, Carlos Montemayor y otros menos conocidos. Pero todos los años pasa
lo mismo. Claro, hay que reconocer que lo que hizo Gabriel Vargas por la
historieta mexicana, y lo que hizo Monsiváis por la cultura mexicana, no va a
tener competencia. Nadie va a repetir la obra de los dos y menos ahora que se
avecina -gulp- el fin de nuestra o vuestra civilización.
MC.- ¿Cuál
fue el motivo de su reciente expedición a Oaxaca?, ¿festejar los 70 años del
pintor Francisco Toledo?, ¿le gustaría montar una exposición con él?
ER.- Yo considero con múltiples
fundamentos que Oaxaca es lo mejor de México, y es el estado donde más se
siente uno en el México profundo. Me fui con la familia a gozar de la
Guelaguetza y ver a Toledo si se pudiera. No se pudo y ni modo. Yo a Toledo lo
quiero un chingo, por todo lo que ha hecho por Oaxaca. Hasta me hizo la portada
del “Mito Guadalupano” sin cobrarme... ¿Participar en una exposición junto con
Toledo? No me siento capaz ni de imaginármelo. Él es un maestro.
MC.-
Finalmente, nació en la provincia de Michoacán, se mudó a México DF, pero hizo
de tierras zapatistas su residencia definitiva; ¿cuál ha sido la mejor experiencia
de su estancia en Cuernavaca y Tepoztlán?, ¿qué personajes recuerda de sus años
en Morelos, desde Sergio Méndez Arceo a María Rosas?
ER.- A resultas del secuestro que hizo
con mi persona el H. Ejército Nacional en 1969, como colita del 68, me ví obligado
por órdenes médicas a salir del DF, y lo que me quedaba más cerca y disponible
fue Cuernavaca, que no me gusta mucho que digamos. Ya cuando se echó a perder
más de lo que estaba, emigré a Tepoztlán, que me gusta mucho, pero que ya
empieza a dar señales de decadencia "progresista" por el número de
coches que alberga en sus callecitas sin banquetas. Y cuando se eche a perder
del todo, tendré que pensar a dónde huir, a algún pueblito en las faldas de
“don Goyo Popocatépetl” seguramente. Pero no debo quejarme, pues acá tuve la
suerte y el gusto de conocer a Méndez Arceo y trabajar con él, lo mismo que con
Iván Illich, María Rosas y otros y otras no-morelenses, pero buenos cuates, a
los que no les importa haber nacido o no por estas latitudes. Total: finalmente
todos somos seres humanos y a la chingada.