lunes, 9 de diciembre de 2019

Entrevista a José Agustín

Aquella Onda. Entrevista a José Agustín
Por Mario Casasús/Archipiélago

José Agustín (Acapulco, 1944) aceptó navegar con nosotros al recibirnos en su casa de Cuautla, Morelos. La entrevista duró casi tres horas, pero por obvias razones sólo reproducimos fragmentos de la charla. Los temas van desde Cuba a la literatura, del EZLN a la nueva izquierda que necesita México.
La obra de este autor es sinónimo de ruptura y contracultura. Su novela Se está haciendo tarde (1973), escrita en la prisión de Lecumberri, es considerada por la crítica nacional e internacional como una de las novelas mexicanas destacables del siglo XX. José Agustín comenta que incluso la revista Letras Libres (editada en México y España), que no simpatiza para nada con él, la calificó como una de las dos mejores obras literarias de los años 70.

MC.- ¿Cómo es que por los caminos del sur llegas a Cuautla?
JA.- De una forma casual, yo nací en Acapulco, mi padre era piloto aviador, le dio diabetes, y se retiró con una estupenda liquidación, y resultó que un grupo de pilotos, no sé cómo descubrieron estos rumbos, ellos hicieron las primeras casas del fraccionamiento Brisas en 1966. Nos acostumbramos a visitar la nueva casa de papá, el que más venía era yo, claro, porque traigo mi fábrica conmigo, yo no tengo compromisos de ningún tipo. Aquí conocí a mucha gente, a periodistas, a mi querido compadre Carlos Barreto Mark y me invitaron a participar en talleres literarios, conferencias, como jurado y otras chingaderas, y de repente ya estaba involucrado en la vida de Cuautla. En 1975, se me hizo insoportable la vida en la Ciudad de México y le renté la casa a mi papá, en el 76 me encargaron una película, que al final no se realizó, pero igual cobré, y me cayeron cuatro becas en Estados Unidos, regresé con una muy buena lana y le compré la casa a mi padre.

MC.- ¿De ahí salió lo de la Universidad de Iowa?, el chileno Óscar Hahn te menciona en un ensayo sobre algunos escritores que conoció (Borges, Neruda, José Donoso y Enrique Lihn)
JA.- Sí, Oscar Hahn, quien es un gran poeta, estaba exiliado en Iowa, nos hicimos amigos allá, pasé 4 años en EE UU, estuve en el programa internacional de escritores, obtuve la beca Fulbright en 1977 y la de la Fundación Guggenheim, en 1978.

MC.- De esa película nonata, comentaste a grandes rasgos en “El rock de la cárcel” que Angélica María sería la protagonista, pero hay algo que en particular me encantó de ese libro, a tus 16 años estabas casado, con la hermana de Roque Dalton ¿hay elementos novelísticos en tu biografía?
JA.- Absolutamente todo es real, Margarita Dalton es una mujer muy estimable, escritora de la primera novela de contracultura en México, ella se quedó en La Habana hasta terminar su doctorado y luego se fue a Europa. De Roque Dalton tengo muy buenos recuerdos, nosotros lo escondimos en Ciudad de México, al final me enteré de su asesinato por la prensa, me dolió mucho su muerte.

MC.- ¿Y cuántas veces regresaste a Cuba, contando tu “luna de miel” a los 16 años al día de hoy?
JA.- Yo cumplí 17 años en Cuba, terminamos la campaña de alfabetización, y no volví a Cuba en siglos, hasta en 1985, porque me prometí a mí mismo, no regresar a no ser con un premio Casa de las Américas o como jurado y en 1985 lo logré con una promoción en la que estaba junto a Tito Monterroso, Mempo Giardinelli, entre otros, y ya por 1989 me invitaron a la Feria del Libro.

MC.- ¿En la Feria que hacen en el fuerte que ocupó Che Guevara?
JA.- Exactamente, y después por mi gusto y con mi lana vamos muy seguido a Cuba, no le avisamos a nadie, no doy conferencias.

MC.- ¿Y cómo ves a la isla? A tus 16 años, luego en el 85 y 89 o en los viajes de placer?
JA.- A principio fue una etapa sensacional, todavía no había carencias en la Revolución era en 1961 y se iniciaba el aislamiento de la isla, a mí me tocó la campaña de alfabetización, puros chavos, todos fuera de nuestras casas.

MC.- Y además viviendo la Revolución...
JA.- Sí, conocí a Fidel al Che de casualidad, yo era un chavito entonces, estábamos en el Hotel Habana Libre y llegaron Fidel y Che; Margarita Dalton y yo les gritamos para que se acercaran a nosotros y se quedaron a platicar, se les hizo raro ver a dos mexicanos en aquel año de alfabetización. Ya en el 85 era una etapa de mayor necesidad, la mera verdad la pasamos muy a gusto, a los jurados de Casa de las Américas los mandan a lugares retirados, para que no se revienten tomando ron, solamente a leer durante un mes,  y el  otro mes de vida social, dábamos conferencias, la situación estaba muy dura,  pero el ánimo estaba muy fuerte; para la Feria del Libro (1989) comenzaba el “período especial”, se escuchaban quejas, pero era evidente el desarrollo de la isla, no alcancé a percibir mala vibra a diferencia de hace 4 años, que ya estaban todas las campañas anticubanas con lana gringa metiéndose en todas partes.

MC.- Entonces, ¿con Cuba tienes mejor relación entre los países de Latinoamérica?
JA.- Con Cuba y con EE UU, que además existe en todo México esa relación amor/odio; amor total a Cuba, amor/odio a EE UU. Yo a Cuba la quiero mucho, no estoy a favor de las campañas que fueron llevando a la prohibición a escritores, conocí a muchos de ellos, a Cabrera Infante, a Reynaldo Arenas y a los del Caimán Barbudo. Pero jamás me he manifestado contra la Revolución, creo que es un esfuerzo contra el vil neoliberalismo.

MC.- Tu triangulación es Cuba/EE UU/México, pero últimamente te da por visitar el sur, a Argentina con Mempo Giardinelli, a Isla Negra con Poli Délano, o a Santiago con Antonio Skármeta.
JA.- Sí, en Argentina me editaron “Vida con mi viuda”, en ese sentido soy Bolivariano. Quiero mucho a los gringos los veo como primos, pero primero están los hermanos, yo he viajado mucho, por Ecuador, Perú, Uruguay, Argentina, Chile, Brasil, Colombia, me falta Venezuela y en Centro América he visitado Nicaragua, Guatemala, y Panamá.

MC.- En Cuautla presentaste “Vida con mi viuda” (2004) y leíste el detrás de cámaras, para tu “Antología de la novela mexicana”, ¿qué detalles puedes compartir?, ¿te costó trabajo reunir los derechos de autor? Imagino lo difícil de tratar con monstruos como la Agencia Balcells.
JA.- La editorial lo arregló todo, yo sólo me puse a pensar ¿cuáles eran mis novelas favoritas del siglo pasado? Decidí hacerla cronológicamente, para evitar jerarquizarlas, pero la idea no era hacer toda una biblioteca y se me ocurrió hacer un sampler, una muestra de cada librito, dejé que los libros hablaran por sí mismos, busqué que cada novela me diera un fragmento unitario, para que un lector que no conociera nada la pudiera leer como un cuento y resultó muy bueno el experimento, así el lector tiene una probadita y si le interesa lee la novela y entrarle al banquete real. No fue fácil conseguir los derechos de autor para cada novela, muchos de los herederos, de los agentes literarios o las fundaciones se pusieron sus moños, ¿qué te puedo decir?, tú sabes de eso por la Fundación Neruda. Al final se negoció todo en la Feria del Libro de Frankfurt de 2004, el libro estaba listo desde el 2003. Ahí aceptaron todos, menos Carlos Fuentes.

MC.- ¿Por lo de Aura? 
JA.- Carlos Fuentes, ahora aduce, el pleito que trae con la editorial Era, él la quiere publicar en Alfaguara.

MC.- ¿Quién va a querer soltar a Aura? Paradójicamente con la censura del Ministro Abascal que resultó publicidad para la novela de Carlos Fuentes.
JA.- Los de Era no la quieren soltar, ellos la lanzaron cuando valía la pena, creo que debieran llegar a un arreglo como el que tengo, para que te puedan publicar en dos editoriales.

MC.- Y ahora ¿no estás tentado a compilar las novelas latinoamericanas del siglo pasado?, casi viste el boom en primera persona, tu novela “La Tumba” salió en 1964.
JA.- No por el momento, y tienes razón conocí a todos los del boom, primero a Carlos Fuentes, a Alejo Carpentier -que no es propiamente del boom-, mis maestros fueron Juan José Arreola y Juan Rulfo –que claramente son “pre boom”- luego conocí a Julio Cortázar, a Cabrera Infante en Cuba –poquito antes de su autoexilio- a Vargas Llosa en los setentas, cuando yo hacía cine.

MC.- ¿Y al chileno José Donoso?
JA.- Ah, claro, a Pepe lo conocí cuando vivía en México, que le hicieron el chiste sangriento, en un suplemento: “será muy inteligente, pero es una pobre bestia”, decía al final la pinche nota. Y bueno a García Márquez a mediados de los setentas, a él lo contrataron para adaptar la novela “Bajo el Volcán” de Malcolm Lowry, que iba a dirigir Leduc, entonces Gabo pidió trabajar con otro escritor y Paul Leduc me eligió, eso me enloqueció, porque yo era un ultra fanático de la novela y conocer a García Márquez me parecía sensacional, era un año trabajando en Barcelona y me fui allá, se terminó la adaptación, pero el proyecto nunca se rodó, desde entonces conservo una relación estrecha con Gabo.

MC.- ¿Gabo ha venido a Cuautla?
JA.- Sí, Gabo es padrino de mi hijo, mi mujer estaba embarazada y regresando de España, él me dijo que quería bautizar a ese niño, ahora estamos en relativo contacto, varias veces ha venido a nuestra casa, en su BMW, de poca madre, en los ochentas nadie traía un BMW en Cuautla.

MC.- En la pasada Feria del libro de Guadalajara me enteré que vas a publicar en Ediciones Del Ermitaño, con el fotógrafo Alejandro Zenker  ¿es lo  último que vas a sacar a librerías?
JA.- No, estoy trabajando una novela, espero tenerla para noviembre, también estoy con un libro de ensayo sobre rock, cine y literatura –que sale para la Feria del Palacio de Minería- es que aquí en Morelos, publiqué un libro: “La  ventana indiscreta”, es una edición muy rara con los Institutos de Cultura en torno al DF.  Fueron 3,000 ejemplares que no salieron al comercio. El libro es 60% “La ventana indiscreta” y el otro 40% inéditos. “La casa del sol naciente” será el nombre de mi nuevo libro.

MC.- Hablamos de la parte erótica, ¿pero qué hay de Tánatos? “Se está haciendo tarde” fue escrita en Lecumberri (1970) ¿qué se impregna de las condiciones de presidiario?
JA.- Toda una atmósfera, que te afecta hasta lo más profundo de tu ser, eso se traduce en una intensidad de la novela, imagínate, yo comencé a escribir en las bolsas de papel de unas tortas, fue terapéutico, me sacaba de los horrores de Lecumberri, me encerraba en mi celda a escribir y me transportaba a los manglares de Acapulco, una fuga que me salvó la vida. Ya libre, todo el año 72 lo dediqué a revisar la novela y la publiqué en 1973.

MC.- Y fue el tiempo en que se comenzaban a escribir las novelas bajo prisión de las dictaduras sudamericanas.
JA.- Exacto, la represión da libros muy intensos, en Sudamérica hubo literatura excelente, hay miles de ejemplos en todas partes, está el Quijote, que Cervantes escribió en el “bote”. Compadre, el libro de  Álvaro Mutis “Diario de Lecumberri”, lo de José Revueltas “Los muros del agua”.

MC.- ¿Te encontraste a José Revueltas en la cárcel de Lecumberri?
JA.- Sí, me dijo “¿y usted que hace aquí?” –“pues ya ve”, José Revueltas me invitó un trago, los presos políticos habían logrado cierta autonomía, ellos cocinaban y llegaron a destilar su licor, que sabía de la chingada, pero te lo tomabas bien contento.

MC.- Hablando de José Revueltas, recuerdo a Rulfo, a Arreola, inevitablemente me llevan al Centro Mexicano de Escritores, ¿qué puedes contarme además de lo que escribiste en el Confabulario de El  Universal?
JA.- Aprecié mucho al CME, hice muchas amistades allí, vi como el Centro cumplía una función de una nobleza extraordinaria, además la confrontación con escritores de gran vuelo, y los coordinadores: Juan Rulfo, Juan José Arreola, Salvador Elizondo, Carlos Montemayor y Alí Chumacera. Hasta los setentas, el prestigio del CME era fuertísimo, luego entró, no en una decadencia, pero no tenía tanta importancia, por ejemplo la infraestructura cultural de México se expandió, si antes había una beca, luego hubo, entre el año 76 y 1977, 40 becas, por ejemplo se murió Salvador Novo y dejó una beca para escritores de entre 18 y 22 años, se descentralizó la cultura del país. El CME perdió mucho del sentido que tenía, era el momento en que se le debió haber dado el papel de padre de todos los talleres e instituciones, meterle una lanota, subirle a las becas entre tanta difuminación.

MC.- Pero la patada final, ¿se la dio el gobierno de Fox?
JA.-Claro, cedieron el edificio a la Secretaria de Salud, cabrones no pudieron dejarles ni el espacio.

MC.- Hace un par de año fue la destrucción del Hotel Casino de la Selva ¿conoces alguna pérdida  notable en el Estado de Morelos?
JA.- Las tragedias culturales vienen del gobierno de Sergio Estrada Cajigal, que tiene la sensibilidad de un hígado, es un hombre que hace atentados culturales, aquí en Cuautla, ahora tenemos el caso de Manantiales, la construcción de una gasolinera sobre los mantos acuíferos, es horrendo, terrible, el grado de contaminación que pueden darle a los mantos freáticos del área, que es la mayor riqueza de Cuautla, vemos la complicidad de las autoridades estatales con la gente de dinero o con sus amigos que organizan negocios al amparo de la influencia de Estrada Cajigal.

MC.- Ya no te van a invitar al programa del PAN “Yo vivo en Morelos” con tus fotos en las carreteras.
JA.- Ya me invitaron, pero me negué, me hablaron, les dije: “están locos, ¿no saben cómo pienso?”

MC.- En Chile asistimos al cierre de la revista Rocinante, que en menor escala equivale al cierre del CME, parece una política trasnacional, cerrarle espacios a la cultura y el debate...
JA.- Es una campaña protofascista, es la misma mentalidad de: “oigo inteligencia y saco la pistola”, como decían los franquistas en España, ahora saben que la cultura sensibiliza a la gente, y la gente sensibilizada se humaniza y si se humaniza puede ser más conciente de los problemas sociales y políticos y eso se convierte en sociedad civil.

MC.- Ahora que mencionas la palabra campaña, ¿estás adhiriendo a la otra campaña del EZLN? ¿cuál es tu relación con los zapatistas?
JA.- Yo siempre los he apoyado sin trabas, de hecho fui unos de los fundadores del periódico Reforma en 1994 y todo el año me la pasé hablando de los zapatistas en la sección de Cultural, y me dijeron: “oye, estás politizando todo esto”, pues para mí era un problema muy fuerte e importante que no podía dejar de hablar de Chiapas, luego recibí algunas cartas del supcomadante Marcos, lo conocí en la primera caravana, en Tetelcingo Morelos, simpatizo con Marcos, creo que si hay una noción de lo que tiene que ser la nueva izquierda es él, gente como Noam Chomsky y todas las mentalidades que no están involucradas con intereses de partidos políticos; el EZLN constituye una de las verdaderas esperanzas para encontrar un camino de desarrollo en México.

MC.- ¿Compartes la idea del Zapatismo, de que el camino no es vía AMLO?
JA.- Yo voy a votar por Andrés Manuel López Obrador (AMLO), como hace seis años voté por Cuauhtémoc Cárdenas, no hay opciones, el sistema de partidos está caduco, urgen nuevas formas de organización que le den participación a la gente, lo correcto, me parece es la posición de Marcos y el EZLN, de crear un contrapeso a través de la sociedad, que cuando menos no te aplasten con las medidas del régimen. Lo único que se puede hacer, como cuando el desafuero del Peje (AMLO), parar mediante la fuerza popular los atropello desde el poder. El periodista Ricardo Rocha me presentó a AMLO, en la inauguración del programa “Animal nocturno”, el Peje fue muy amable conmigo, me dijo “tenemos que hablar con calma, ¿usted sabe que Elena Poniatowska está con nosotros?”, desde entonces no lo he vuelto a ver.

MC.- ¿Preparas un nuevo tomo de tus Tragicomedias Mexicanas?, ¿cómo ves al país?
JA.-En México estamos viviendo una etapa hacia mejores condiciones de vida, desde fines de los setentas, y se ha padecido mucho, muertes políticas, muertes de periodistas, muertes de gente que se tiene que ir por la pobreza a tratar de cruzar el desierto de Arizona, ha costado mucho esfuerzo, la libertad de expresión de la que ahora se ufana el gobierno de Fox, ¡Coño!, nos costó sangre, yo mismo podría hacer un libro: cómo fue la censura en México de 1970 al 2000, nos costó muchísimo romper eso, todos los espacios que se han ganado a pulso. Con respecto al cuarto tomo de la Tragicomedia Mexicana, fíjate que no, por reflejo junto material, compro los anuarios de La Jornada, El Universal y Proceso, recorto notas, todo como reflejo de trabajar por 10 años las Tragicomedias Mexicanas (I, II y III).

MC.- Nos explicaste tu metodología como periodista cultural, pero ¿cómo funciona la metodología como novelista?, ¿cómo armas tu imaginación para que la historia te lleve al final?
JA.- Soy un escritor de vocación, desde niño comencé a escribir, y por ideas no paro, entonces cuando surge una que me atrapa, trae consigo cierto tipo de requerimientos, los personajes requieren ubicación, un contexto social, momento histórico, y todo eso te modifica el lenguaje y estructuración, distintos planos de significado de la narración. Cada libro trae sus leyes y necesidades, pero a estas alturas ya traigo un oficio bárbaro. Además tengo toda la tranquilidad, pues logré el milagro de vivir de mis derechos de autor, desde 1988, este año no hice ningún trabajo por fuera, las conferencias, y colaboraciones no las cobré.

MC.- ¿Ni a El Universal le cobraste?
JA.- Ni El Universal me ha pagado, todas las regalías de mis libros han mejorado, las Tragicomedias me impulsaron, y tengo libros que son textos obligatorios en escuelas secundarias, por ejemplo “La panza del Tepozteco”, que en un principio estaba ilustrado por Leonel Maciel con una pintura de  Tepoztlán mística, otros muy leídos son La Tumba y De Perfil.

MC.- Y de tus libros, ¿cuál es tu favorito?
JA.- Vida con mi viuda.

MC.- Pero ¿y antes de ese?
JA.- Cerca del fuego.

MC.- Me gustaría cerrar la entrevista, comenzamos por Cuautla, para hacer un poquito de memoria, cuéntanos de tu trabajo comunitario aquí en la Casa de Morelos.
JA.- Hice mi primer taller literario desde que llegué en el 75, lo suspendí en el 77 que me fui a EE UU, regresé en el 81 ese taller duró hasta 1986, luego abrí otro por el 87 que tardó hasta 1992 y luego volvimos a hacer otro a mediados de los noventas. Además hemos abierto los “Encuentros de escritores”, con el “pollo Campos”, dile que te platique los desmadres, trajimos a “Juan de las Pitas”, a los mejores: Elena Poniatowska, Vicente Leñero, José Emilio Pacheco, Poli Délano, Laura Esquivel, Ángeles Mastretta, María Luisa Puga, luego cuando el “pollo Campos” se fue de ese trabajo de la Dirección Cultural de la UNAM, seguimos con mi compadre Carlos Barreto.

MC.- La última y nos vamos, ¿en Morelos hay una tradición de buenos  escritores?
JA.- Aquí han venido gente muy ilustre a escribir, como Ignacio Manuel Altamirano, Alfonso Reyes, Neruda, Gabriel García Márquez, Malcolm Lowry, el teólogo de la liberación Sergio Méndez Arceo, Iván Illich, Gregorio Lemercier y Erich Fromm. Pero escritores morelenses, a ver ¿quién chingaos? Están los jóvenes, Norma Abúndez, Socorro Venegas, Carlitos Sierra, todo está porvenir, pero escritores consolidados, no somos de aquí, vivimos, pero no nacimos aquí: Francisco Rebolledo, Enrique Serna, Javier Sicilia, Elena Garro, Poli Délano y Rius. Cuernavaca, Tepoztlán y el resto de Morelos han  sido un centro que atrae muchísimo.

*Edición impresa de la revista Archipiélago, número 51 (UNAM, 2006). Grabada en diciembre de 2005 (con presentación de Marco Antonio Campos).