Marcos Roitman: “Piñera ha traspasado la
Constitución de Pinochet, otorgando poderes para reprimir”
Por Mario Casasús
Ciudad de México.- En
entrevista con Clarín, Marcos Roitman
(1955), sociólogo y columnista de La
Jornada, analiza las protestas en Chile: “Que estalle la crisis en el segundo
gobierno de Piñera es circunstancial. Pero la corrupción, la desigualdad
social, las reformas de las pensiones, los escándalos financieros, la
aplicación de la Ley Antiterrorista al pueblo mapuche, la venta del país a las
trasnacionales, la privatización de la educación y los déficit sociales en
materia de vivienda, sanidad se han dado en las administraciones de la
Concertación y la Nueva Mayoría. Incluso cuando hablamos de justicia reparadora
a quienes padecieron los tormentos de la dictadura o directamente fueron
asesinados, detenidos desaparecidos, los políticos de la Concertación fueron
timoratos. Gracias a su Ley de Amnistía, los torturadores y cómplices civiles
de la dictadura han quedado impunes, incluso algunos de ellos están en la
cámara de diputados, en el senado, son alcaldes o tienen cargos públicos.
Asimismo, apoyaron la liberación del genocida en Londres”.
El
periodista Julio Scherer escribió: “Desde 1973 Joan Garcés ha trabajado como
ninguno para documentar el genocidio de Chile. En los cuatro compartimentos de
su oficina sólo hay sillas, escritorios, libros, legajos, expedientes,
teléfonos. Me recibe junto al sociólogo Marcos Roitman, dos secretarias y un
auxiliar” (Pinochet. Vivir matando,
2000). Este párrafo reconoce el papel de Roitman durante el juicio contra el
genocida en Londres, el intelectual chileno era la persona de mayor confianza
de Joan Garcés en 1998. En septiembre de 1973, Roitman estudiaba en la
Universidad Técnica del Estado, fue detenido y torturado en el Estadio Chile. En la actualidad es catedrático
de la Universidad Complutense de Madrid y coordina la colección Inter Pares de la Editorial Akal, también continúa acompañando a Joan Garcés en
varios viajes por Latinoamérica y en el juicio por la indemnización del Clarín. Incluso no descarta regresar a
Chile: “Ir para compartir con la ciudadanía sus demandas de dignidad, justicia
social y las luchas democráticas por abrir las grandes alamedas. Tarea aún
pendiente”.
MC.- Marcos, la prensa internacional exagera en la cobertura de las
manifestaciones venezolanas, pero parece haber un cerco mediático ante las
protestas en Chile, ¿cuál es tu análisis de la prensa española?
MR.- Vivimos un mundo en
guerra, donde la batalla consiste de romper las resistencias mentales. Así el
enemigo a vencer no es un país, una ideología, que también, sino la capacidad
de cuestionar el orden que se le presenta. Sumisión, control y obediencia para
aprobar invasiones, magnicidios o golpes de Estados. De esta manera se filtran las noticias, se
redactan los comunicados y se presentan los conflictos. Cuando afectan a los
aliados como Chile, se minimizan, miente o se crean noticias para distraer la
atención invisibilizando aquellas que no responden a los objetivos de seguridad
hemisférica. Ahora cuando se trata de una potencia o país enemigo, se le
desacredita continuamente y sin piedad. Esto sucede con Venezuela. En
particular los medios de comunicación de masas en España se han mostrado fieles a los intereses
de Estados Unidos para América Latina y bajo este parámetro, todo aquello que
redunda en sus intentos por desacreditar al gobierno es bienvenido. Por el
contrario el gobierno neoliberal de Sebastián Piñera es su amigo, hay que
protegerlo, darle aires y apoyarlo. Así,
las protestas se diluyen en noticias de segundo orden, desparece de las páginas
centrales y deja de ser un suceso a comentar. Se entrevistan a dirigentes y se
presentan columnas de opinión que hagan análisis benevolentes, salven el modelo
neoliberal y pongan a Chile como un ejemplo de país exitoso. Es decir se
descontextualizan, hasta hacerlas irrelevantes. Hoy, 1 de noviembre, por
ejemplo, no había en las páginas de internacional de la mayoría de la prensa
escrita, nada destacado sobre Chile.
MC.- El abogado Joan Garcés y tú fueron observadores electorales en
Venezuela, ¿te interesaría regresar a Chile para recopilar testimonios de las
violaciones a los derechos humanos?
MR.- Es cierto, fui invitado
por el Consejo Electoral, junto a Joan Garcés y representantes de los partidos
políticos del arco parlamentario español para acompañar algunos de los procesos
electorales. Pero en el caso de Chile, no creo que el gobierno tenga
intenciones de construir comisiones de verificación sobre violaciones de
derechos humanos, torturas o detenciones ilegales cometidas por las fuerzas
armadas y carabineros. Incluso han traspasado la propia constitución
pinochetista vigente, otorgando poderes para reprimir que no están contenidos
en su articulado. Así lo hace ver la carta abierta redactada por los Premios Nobel Alternativos cuya lista la
encabeza, justamente, Joan Garcés. Otra cosa es ir para compartir con la
ciudadanía sus demandas de dignidad, justicia social y las luchas democráticas
por abrir las grandes alamedas. Tarea aún pendiente.
MC.- ¿Qué te parece la renuncia del Ministro del Interior?, ¿soluciona
una parte del problema?
MR.- El ministro de interior,
primo del presidente, estaba muy cuestionado desde antes de las protestas, para
Piñera ha sido una oportunidad para destituirlo, dando la impresión de haber
tomado el toro por los cuernos, pero ha sido una medida cara a la galería. El
problema es de fondo. El sistema neoliberal imperante en Chile desde 1974, tras
las políticas de shock que llevaron a
la implantación del neoliberalismo militarizado.
MC.- ¿Por qué debe renunciar Sebastián Piñera?
MR.-
En cuanto a la renuncia de Piñera, tampoco es relevante, si ello no supone un
proceso constituyente. Piñera es prescindible si el objetivo es salvar el
modelo imperante. En eso hay un acuerdo estratégico. Podrán dejar caer al
soldado Piñera y buscarán recambios en personajes relevantes que han estado
inmersos en los pactos y defendido las reformas neoliberales. En este sentido,
el recambio podría venir del Partido Socialista, la Democracia Cristiana, o el
PPD, incluso de Renovación Nacional o la UDI. No hay grandes diferencias. Pueden
incluso llegar a un acuerdo nacional para dar continuidad al neoliberalismo,
remozando su fachada. Piñera es prescindible.
MC.- ¿Cuándo habrá una nueva Constitución política en Chile?
MR.- Eso está por ver.
Esperemos que pronto. Pero tampoco es una panacea. Recordemos que Bachelet
inició un proceso espurio que acabó en nada. Otra cosa es presentar un proyecto
democrático, donde su articulado responda a las necesidades de las grandes
mayorías sociales, se reconozca la autonomía y soberanía territorial del pueblo
mapuche, se protejan las riquezas básicas, sistemas de pensiones públicas, una
educación pública de calidad y gratuita, una sanidad universal, un sistema de
impuestos progresivos, derechos sociales, políticos, culturales, el matrimonio
homosexual, o el control a las fuerzas armadas, una Carta Magna capaz de romper
la lógica del neoliberalismo y proponer otro pacto social. Una constitución
nueva no es garantía de constitución democrática y progresista. Se puede lavar
la cara, y eso ya lo hizo Ricardo Lagos, quitando la firma de Pinochet y
señalando que era una nueva constitución.
MC.- ¿Cuál es la responsabilidad de la Concertación/Nueva Mayoría en
esta crisis?
MR.- Diría, toda. Sus
presidentes Patricio Aylwin, Frei Ruiz Tagle, Ricardo Lagos y Michelle
Bachelet, han conducido, desarrollado y bendecido la propuesta económica del
pinochetismo. Que estalle la crisis en el segundo gobierno de Piñera es
circunstancial. Pero la corrupción, la desigualdad social, las reformas de las
pensiones, los escándalos financieros, la aplicación de la Ley Antiterrorista
al pueblo mapuche, la venta del país a las trasnacionales, la privatización de
la educación y los déficit sociales en materia de vivienda, sanidad se han dado
en las administraciones de la Concertación y la Nueva Mayoría. Incluso cuando
hablamos de justicia reparadora a quienes padecieron los tormentos de la dictadura
o directamente fueron asesinados, detenidos desaparecidos, los políticos de la
Concertación fueron timoratos. Gracias a su Ley de Amnistía, los torturadores y
cómplices civiles de la dictadura han quedado impunes, incluso algunos de ellos
están en la cámara de diputados, en el senado, son alcaldes o tienen cargos
públicos. Asimismo, apoyaron la liberación del genocida en Londres. Qué más
podemos decir. Todos sus presidentes han estado salpicados por escándalos. Y
qué decir del escándalo del periódico El
Clarín, donde se unieron todos, desde la derecha pinochetista hasta los
socialistas, para seguir manteniendo el duopolio de la prensa, negando así la
libertad de información y prensa en Chile.
MC.- En su momento hablamos de la decepcionante campaña electoral de
Camila Vallejo respaldando a Bachelet, ¿ves un nuevo oportunismo del Partido
Comunista?
MR.- Creo que a Camila
Vallejo le van a perseguir siempre sus palabras en la entrevista al periódico
español El País en 2012: “Jamás
estaría dispuesta hacer campaña por Bachelet”. Quién puede olvidar su
afirmación en medio de la crisis de la Concertación y bajo unas fuertes
protestas populares de 2011, donde cobró protagonismo como dirigente
estudiantil, de las Juventudes Comunistas y del partido. Ella debe ser
consciente y sobre todo saber que luego, cuando sin rubor, hizo campaña junto a
Bachelet, le pasaría factura. Si algo debe caracterizar a un dirigente
comunista es su consecuencia, allí se juega su dignidad política. Ese fue el
sentido de la decepción, su pérdida de dignidad política. Tal vez, debió
renunciar a ser candidata a diputada, predicar con el ejemplo. En su partido
los tenía, Recabarren sin ir más lejos, o los cientos de militantes que fueron
detenidos, torturados y asesinados por la dictadura. A partir de ese momento,
lo que diga no tiene valor que el oportunismo político. Lo cual no supone negar
su capacidad política. En cuanto al oportunismo del Partido Comunista, creo que
tiene una lucha interna donde se juegan posiciones que buscan mantener la
trayectoria que les mantuvo al lado y formando parte de las luchas democráticas
en Chile, y quienes buscan hacer travestismo político, que se llamen comunistas
es otra cosa, que lo sean también.
MC.- ¿Todavía tiene credibilidad Bachelet al enviar observadores de la
ONU a Chile?
MR.- Creo que como
representante de ONU es su deber, otra cosa diferente es el sentido de los
informes que se redacten. Habrá que esperar. Pero la credibilidad de Bachelet
es nula, no por el informe sobre Venezuela, sino por su quehacer político como
Ministra de Defensa primero y presidenta posteriormente. ¿Acaso olvidamos la
aplicación de la Ley Antiterrorista a la nación Mapuche? La carta abierta
dirigida a los 108 días de huelga de hambre por los presos políticos mapuche.
Desde José Saramago, Noam Chomsky, Luis Sepúlveda se levantaron para acusarla
del exterminio que precedía sus políticas. Y qué decir de sus escándalos como
presidenta que afectaban a su familia. En fin, su credibilidad desapareció
cuando llamó “tío” al golpista de la fuerza aérea Matthei, quien fue
responsable de las torturas de su padre que supusieron su muerte, en un acto
público y lo abrazó. Sin comentarios.
MC.- Finalmente, escribiste el “Breve manual actualizado del golpe de
Estado”, ¿es viable que los milicos repitan un golpe para “garantizar” el orden
y apaciguar la guerra contra los “alienígenas” chilenos?
MR.- Creo que las fuerzas
armadas ya no tienen la misión de ejercer el poder formalmente. Vivimos un
proyecto de liberalismo militarizado, donde el papel que cumplen los militares
está más allá convertirse en los protagonistas de un golpe de Estado, al menos
en Chile. Tienen autonomía y responden a un proyecto de seguridad hemisférica
de los Estados Unidos. Su dimensión política es garantizar el sistema de poder
real y no los gobiernos temporales. En eso, como sucedió en 1973, no actuaran
por su cuenta. Estados Unidos decide. Mientras no peligre su modelo de
capitalismo neoliberal y su papel subordinado dentro del TIAR, las fuerzas
armadas chilenas han agotado su credibilidad tras 1973. No están en condiciones
de patrocinar un golpe de Estado y sus aliados de la plutocracia tienen otras
armas para revertir procesos. Un golpe de Estado al viejo estilo, se antoja
extemporáneo. Hoy, la fronda aristocrática chilena tiene más recursos que las
bayonetas.