martes, 22 de octubre de 2019

Carta abierta al juez Mario Carroza


Carta abierta al juez Mario Carroza
Por Mario Casasús

Asunto: Montaje periodístico del Caso Neruda.

Estimado ministro Mario Carroza.
Reciba un cordial saludo desde México.

El montaje periodístico del Caso Neruda es idéntico al Caso del “magnicidio” de Allende. El joven militante Renato González (Eladio) cumplió con su deber en La Moneda, sobrevivió al golpe del 11 de septiembre de 1973. A diferencia de sus compañeros del GAP, Eladio lucró económicamente con su papel protagónico, años después se retractó de sus declaraciones, buscó reciclar su imagen con la ayuda del político sindical Cosme Caraciollo, quien tramitó una entrevista con el corrupto político Francisco Marín. Ante Proceso, Eladio aseguró no ser testigo del asesinato del presidente Allende, a pesar de que Luis Fernández Oña llevó al GAP a La Habana y Fidel Castro pronunció el discurso del “magnicidio” basado en el relato de Eladio (28 de septiembre de 1973), a pesar de que el embajador norteamericano Nathaniel Davis registró las declaraciones de Eladio ante Televisa (entrevista telefónica con Jacobo Zabludovsky, dato confirmado por Gonzalo Martínez Corbalá) en el libro: Los dos últimos años de Salvador Allende (1986).
Lo mismo ocurrió con el joven militante Manuel Araya, cumplió con su deber en Isla Negra, sobrevivió al arresto y la tortura en el Estadio Nacional. Sin embargo, a partir de 2011, Araya lucró económicamente con su papel protagónico, se retractó tantas veces de su versión de los hechos que es difícil saber cuándo miente, buscó reciclar su imagen con la ayuda del político sindical Cosme Caraciollo, quien tramitó una entrevista con el corrupto político Francisco Marín (afortunadamente no tengo que explicarle los antecedentes de Marín, usted me dijo que rechazó su solicitud de entrevista), Marín es un político disfrazado de periodista, en 2009 inició su campaña electoral por una diputación, en 2012 retomó su ambición de poder al presentar la candidatura de alcalde de Valparaíso –con resultados patéticos, quedó en los últimos lugares de las preferencias-, y en 2017 su ego sin límite lo llevó a buscar un escaño del Senado de la República por Valparaíso.
El patrón de conducta está a la vista: dos jóvenes militantes sin formación intelectual mintieron sobre las historias que presenciaron y lucraron con la falsificación de su protagonismo. Años después, ambos personajes buscaron a Cosme Caraciollo para reciclar su imagen y le dieron una “exclusiva” a Francisco Marín. A continuación explicaré el montaje periodístico.
Yo no conocía a Francisco Marín, antes de publicar su entrevista con Manuel Araya me buscó para cotejar la información. Por supuesto admiro a la revista Proceso, tengo grandes amigos que colaboran semanalmente en Proceso, pero en abril de 2011 yo no sabía que Marín llegó a Proceso porque su mamá fue Agregada de Prensa de la embajada de México en Chile durante el gobierno de Ricardo Lagos, ingenuamente creí que Marín había ganado el puesto por su trayectoria, es corresponsal de Proceso por un “pituto”, era el primer foco de alerta que debimos tomar en cuenta.
Al ir escribiendo juntos el libro El doble asesinato de Neruda (2012) fui entendiendo la postura de Marín, su estrategia era anular el diagnóstico de cáncer del poeta (conservo todos los correos electrónicos y cada una de las versiones del libro previas a su publicación).
Cometí el error de viajar a Chile para presentar a Marín con los abogados Eduardo Contreras y Rodolfo Reyes, invité a Manuel Araya a una comida con Marín y Reyes. También me arrepiento de haber coordinado una llamada telefónica con mi amigo Gonzalo Martínez Corbalá con Araya y Marín. Don Gonzalo fundó el periódico donde trabajé durante años (La Jornada Morelos), cuando le pedí un texto inédito, el diplomático colaboró de inmediato conmigo, don Gonzalo encendió la segunda alarma que todos omitimos en La Jornada:

Según la versión de Araya, el embajador había hecho los arreglos para trasladar a Neruda a la clínica, que en ese entonces era lo mejor que había. “Dice Araya que yo fui el que preparó el cuarto en la clínica Santa María. No lo conseguí yo. Ahí lo encontré, ahí le expliqué a qué iba. Había llevado una relación muy fluida con él y con Matilde que muchas veces nos habían invitado a mí y a mi mujer a almorzar en Isla Negra. Almorzábamos en la recámara de Pablo porque ya no se podía parar, no podía caminar, y nos habíamos visto varias veces, me contó la idea que tenía de hacer una ciudad en los terrenos de Isla Negra, donde había invertido todo lo que él había ganado, que no debe haber sido poco” (28/05/2011).

Araya miente, don Gonzalo no tramitó la habitación en la Clínica Santa María, México no tiene nada que ver con la hospitalización del poeta. También miente con el día que contrató la ambulancia para un “traslado programado”, primero dijo que fue el 17 de septiembre, luego afirmó que en realidad fue el 18 (en privado, ante Marín y Eugenia Velasco, Araya nos dijo que fue a Valparaíso para conseguir la firma del doctor Francisco Velasco y contratar la ambulancia, pero la hija de Velasco rechazó de tajo la afirmación de Araya, porque Francisco Velasco fue detenido en Valparaíso, tengo los correos electrónicos donde le hice notar a Marín la incongruencia de Araya).
Regresando a la entrevista clave con Martínez Corbalá, realizada por Ericka Montaño, encontramos la tercera alarma:

–“Me llamaron de Chile el lunes o martes. Me habló Eduardo Contreras Mello (quien presentó la primera querella contra Pinochet y abogado de derechos humanos) y me dijo: Oiga embajador hay este asunto y nosotros necesitamos saber de usted qué fue lo que pasó, porque las únicas dos personas vivas en este mundo son usted y Araya. Ya investigamos a Araya, si no es un loco o un borracho, y no es ni loco ni borracho” (28/05/2011).

En México, Contreras siempre presume ser el primero en presentar una querella contra Pinochet, lo dijo a La Jornada (Ericka Montaño) y CNN (Carmen Aristegui), pero el primer abogado en presentar una querella contra Pinochet fue Joan Garcés en 1998 (este antecedente delata el protagonismo del querellante Contreras). Lo realmente importante es que Contreras aseguró: “Ya investigamos a Araya, si no es un loco o un borracho, y no es ni loco ni borracho” (sic). Pero, ¿quién hizo la evaluación psiquiátrica?, un militante del Partido Comunista, durante la presentación del libro El doble asesinato de Neruda, Pedro Piña admitió ser la persona responsable de validar la capacidad mental de Araya (tengo el video con semejante declaración, pensé que en verdad Contreras había ordenado una evaluación psicológica de Araya). A estas alturas de la historia, en mi opinión profesional Araya padece “trastorno histriónico de la personalidad”.
Araya sostiene que acompañó a Matilde Urrutia a Isla Negra el domingo 23 de septiembre de 1973, por lo tanto, los militares aprovecharon la ausencia de la esposa y del “guardaespaldas” de Neruda para asesinarlo mediante una inyección.
Sin embargo, Araya declaró al periódico regional El Líder (26/06/2004) que fueron a Isla Negra el 22 de septiembre. Si se confirma el viaje a Isla Negra el sábado 22, entonces no hay posibilidad de un complot para asesinar a Neruda. El 22 de septiembre visitaron al poeta en la Clínica Santa María: 2 diplomáticos suecos, 2 diplomáticos mexicanos, Iris Largo, Aída Figueroa y Laura Reyes (las tres aseguraron que Matilde no estaba en la Clínica Santa María el sábado 22). Sin duda, Araya se va a retractar de su declaración original en El Líder (por cierto, el mérito de la denuncia por el “presunto asesinato” es del Líder, no de Marín).
Cada una de las declaraciones de Araya pueden desmentirse, el caso está montado en la manipulación del abogado querellante Contreras y en la ambición electoral de Marín.
Finalmente, nadie mencionó el Caso de Carmen Martner García. La hermana de María, Juan, Jorge, Carlos y Gonzalo Martner murió en la Clínica Santa María en 1970, por una bacteria que adquirió en las insalubres instalaciones del nosocomio. A los 45 años, la paciente Carmen Martner entró al quirófano por un mioma (tumor benigno), salió bien de la operación, lamentablemente murió dos días después por un estafilococo dorado (Carmen Martner García está sepultada en el Patio 101, de la Bóveda familiar, Patio Sur, Pabellón RECOLETA Lote 168). El doctor Jorge Martner exigió la necropsia de su hermana Carmen, demandó al ginecólogo que ordenó la operación, lo encontraron culpable de negligencia médica y lo inhabilitaron durante seis meses en 1970. El problema de fondo en el Caso Neruda es pensar que la Clínica Santa María contaba con instalaciones limpias y modernas en 1973, no había medicamentos, en entrevista, el diplomático Pascual Martínez declaró:

“Le informé al Embajador que yo había hablado con el poeta y lo estaba esperando en la Clínica, para ultimar detalles de su viaje. Volví al día siguiente, porque la señora Matilde Urrutia estaba buscando un medicamento, yo me ofrecí a conseguirlo, al día siguiente al entregarle la medicina a la señora Urrutia me preguntó: ‘¿cómo le hizo para conseguir el medicamento en una noche si yo llevo buscándolo durante un mes y usted me lo trae ahora?, usted es un ángel’; le respondí: ‘es que usted no se acercó antes a la Embajada’. Gracias a un contacto que tenía en México, un amigo compró el medicamento, lo llevó al Aeropuerto Benito Juárez, el avión que realizaba vuelos de Vancouver a Santiago, hacía escala en Ciudad de  México, ahí permanecía 2 horas y llegaba la mañana siguiente al Aeropuerto de Pudahuel, en menos de 24 horas Neruda tenía el medicamento que necesitaba (Clarín de Chile, 12 de febrero de 2014).

Juez Mario Carroza, usted debe investigar la muerte de Carmen Martner García en la Clínica Santa María, usted podría llamar a declarar al político Gonzalo Martner Fanta (sobrino de la víctima), para establecer el precedente de una muerte por bacterias en la Clínica Santa María (1970). Evite que lo engañen los personajes que pretendieron engañarlo con la denuncia del “magnicidio” de Allende (Caraciollo, Contreras & Marín). Por favor: investigue las condiciones insalubres de la Clínica Santa María (1970-1973) y la falta de medicamentos. Neruda padecía un cáncer terminal con metástasis, llegaría a México para ingresar al Instituto Nacional de Cancelorología de Tlalpan, no para organizar la oposición contra Pinochet –como sostiene Araya-, no hubo una conspiración para asesinar al poeta, el 22 de septiembre lo visitaron diversos amigos y su hermana Laura Reyes, ese día Matilde Urrutia y Manuel Araya viajaron a Isla Negra por las pertenencias de Neruda, el poeta nunca se quedó solo en la Clínica Santa María. El único complot fue el montaje periodístico para instalar la teoría del asesinato en 2011, lamento haber participado en la conspiración de Caraciollo, Araya, Marín & Contreras. Mea culpa.