Carta abierta al juez Mario Carroza
Por Mario Casasús
Asunto: Montaje periodístico
del Caso Neruda.
Estimado ministro Mario
Carroza.
Reciba un cordial saludo desde
México.
El montaje periodístico del
Caso Neruda es idéntico al Caso del “magnicidio” de Allende. El joven militante
Renato González (Eladio) cumplió con
su deber en La Moneda, sobrevivió al golpe del 11 de septiembre de 1973. A
diferencia de sus compañeros del GAP, Eladio
lucró económicamente con su papel protagónico, años después se retractó de sus
declaraciones, buscó reciclar su imagen con la ayuda del político sindical
Cosme Caraciollo, quien tramitó una entrevista con el corrupto político
Francisco Marín. Ante Proceso, Eladio aseguró no ser testigo del
asesinato del presidente Allende, a pesar de que Luis Fernández Oña llevó al
GAP a La Habana y Fidel Castro pronunció el discurso del “magnicidio” basado en
el relato de Eladio (28 de septiembre
de 1973), a pesar de que el embajador norteamericano Nathaniel Davis
registró las declaraciones de Eladio
ante Televisa (entrevista telefónica
con Jacobo Zabludovsky, dato confirmado por Gonzalo Martínez Corbalá) en el
libro: Los dos últimos años de
Salvador Allende (1986).
Lo mismo ocurrió con el joven
militante Manuel Araya, cumplió con su deber en Isla Negra, sobrevivió al
arresto y la tortura en el Estadio Nacional. Sin embargo, a partir de 2011,
Araya lucró económicamente con su papel protagónico, se retractó tantas veces
de su versión de los hechos que es difícil saber cuándo miente, buscó reciclar
su imagen con la ayuda del político sindical Cosme Caraciollo, quien tramitó
una entrevista con el corrupto político Francisco Marín (afortunadamente no
tengo que explicarle los antecedentes de Marín, usted me dijo que rechazó su
solicitud de entrevista), Marín es un político disfrazado de periodista, en
2009 inició su campaña electoral por una diputación, en 2012 retomó su ambición
de poder al presentar la candidatura de alcalde de Valparaíso –con resultados
patéticos, quedó en los últimos lugares de las preferencias-, y en 2017 su ego
sin límite lo llevó a buscar un escaño del Senado de la República por
Valparaíso.
El patrón de conducta está a la
vista: dos jóvenes militantes sin formación intelectual mintieron sobre las
historias que presenciaron y lucraron con la falsificación de su protagonismo.
Años después, ambos personajes buscaron a Cosme Caraciollo para reciclar su
imagen y le dieron una “exclusiva” a Francisco Marín. A continuación explicaré
el montaje periodístico.
Yo no conocía a Francisco
Marín, antes de publicar su entrevista con Manuel Araya me buscó para cotejar
la información. Por supuesto admiro a la revista Proceso, tengo grandes amigos que colaboran semanalmente en Proceso, pero en abril de 2011 yo no
sabía que Marín llegó a Proceso
porque su mamá fue Agregada de Prensa de la embajada de México en Chile durante
el gobierno de Ricardo Lagos, ingenuamente creí que Marín había ganado el
puesto por su trayectoria, es corresponsal de Proceso por un “pituto”, era el primer foco de alerta que debimos
tomar en cuenta.
Al ir escribiendo juntos el
libro El doble asesinato de Neruda
(2012) fui entendiendo la postura de Marín, su estrategia era anular el
diagnóstico de cáncer del poeta (conservo todos los correos electrónicos y cada
una de las versiones del libro previas a su publicación).
Cometí el error de viajar a
Chile para presentar a Marín con los abogados Eduardo Contreras y Rodolfo
Reyes, invité a Manuel Araya a una comida con Marín y Reyes. También me
arrepiento de haber coordinado una llamada telefónica con mi amigo Gonzalo
Martínez Corbalá con Araya y Marín. Don Gonzalo fundó el periódico donde
trabajé durante años (La Jornada Morelos),
cuando le pedí un texto inédito, el diplomático colaboró de inmediato conmigo,
don Gonzalo encendió la segunda alarma que todos omitimos en La Jornada:
Según la versión de Araya, el embajador había hecho los arreglos para
trasladar a Neruda a la clínica, que en ese entonces era lo mejor que había.
“Dice Araya que yo fui el que preparó el cuarto en la clínica Santa María. No
lo conseguí yo. Ahí lo encontré, ahí le expliqué a qué iba. Había llevado una
relación muy fluida con él y con Matilde que muchas veces nos habían invitado a
mí y a mi mujer a almorzar en Isla Negra. Almorzábamos en la recámara de Pablo
porque ya no se podía parar, no podía caminar, y nos habíamos visto varias
veces, me contó la idea que tenía de hacer una ciudad en los terrenos de Isla
Negra, donde había invertido todo lo que él había ganado, que no debe haber
sido poco” (28/05/2011).
Araya miente, don Gonzalo no tramitó la
habitación en la Clínica Santa María, México no tiene nada que ver con la hospitalización
del poeta. También miente con el día que contrató la ambulancia para un
“traslado programado”, primero dijo que fue el 17 de septiembre, luego afirmó
que en realidad fue el 18 (en privado, ante Marín y Eugenia Velasco, Araya nos
dijo que fue a Valparaíso para conseguir la firma del doctor Francisco Velasco
y contratar la ambulancia, pero la hija de Velasco rechazó de tajo la
afirmación de Araya, porque Francisco Velasco fue detenido en Valparaíso, tengo
los correos electrónicos donde le hice notar a Marín la incongruencia de
Araya).
Regresando a la entrevista clave con Martínez
Corbalá, realizada por Ericka Montaño, encontramos la tercera alarma:
–“Me llamaron
de Chile el lunes o martes. Me habló Eduardo Contreras Mello (quien presentó la
primera querella contra Pinochet y abogado de derechos humanos) y me
dijo: Oiga embajador hay este asunto y nosotros necesitamos saber de usted
qué fue lo que pasó, porque las únicas dos personas vivas en este mundo son
usted y Araya. Ya investigamos a Araya, si no es un loco o un borracho, y no es
ni loco ni borracho” (28/05/2011).
En México, Contreras siempre presume ser el
primero en presentar una querella contra Pinochet, lo dijo a La Jornada (Ericka Montaño) y CNN (Carmen Aristegui), pero el primer
abogado en presentar una querella contra Pinochet fue Joan Garcés en 1998 (este
antecedente delata el protagonismo del querellante Contreras). Lo realmente
importante es que Contreras aseguró: “Ya investigamos a Araya, si no es un loco
o un borracho, y no es ni loco ni borracho” (sic). Pero, ¿quién hizo la evaluación psiquiátrica?, un militante
del Partido Comunista, durante la presentación del libro El doble asesinato de Neruda, Pedro Piña admitió ser la persona
responsable de validar la capacidad mental de Araya (tengo el video con
semejante declaración, pensé que en verdad Contreras había ordenado una
evaluación psicológica de Araya). A estas alturas de la historia, en mi opinión
profesional Araya padece “trastorno histriónico de la personalidad”.
Araya sostiene que acompañó a Matilde Urrutia a
Isla Negra el domingo 23 de septiembre de 1973, por lo tanto, los militares
aprovecharon la ausencia de la esposa y del “guardaespaldas” de Neruda para
asesinarlo mediante una inyección.
Sin embargo, Araya declaró al periódico regional
El Líder (26/06/2004) que fueron a
Isla Negra el 22 de septiembre. Si se confirma el viaje a Isla Negra el sábado
22, entonces no hay posibilidad de un complot para asesinar a Neruda. El 22 de
septiembre visitaron al poeta en la Clínica Santa María: 2 diplomáticos suecos,
2 diplomáticos mexicanos, Iris Largo, Aída Figueroa y Laura Reyes (las tres
aseguraron que Matilde no estaba en la Clínica Santa María el sábado 22). Sin
duda, Araya se va a retractar de su declaración original en El Líder (por cierto, el mérito de la
denuncia por el “presunto asesinato” es del Líder,
no de Marín).
Cada una de las declaraciones de Araya pueden
desmentirse, el caso está montado en la manipulación del abogado querellante
Contreras y en la ambición electoral de Marín.
Finalmente, nadie mencionó el Caso de Carmen Martner García. La
hermana de María, Juan, Jorge, Carlos y Gonzalo Martner murió en la Clínica
Santa María en 1970, por una bacteria que adquirió en las insalubres
instalaciones del nosocomio. A los 45 años, la paciente Carmen Martner entró al
quirófano por un mioma (tumor benigno), salió bien de la operación,
lamentablemente murió dos días después por un estafilococo dorado (Carmen Martner García está
sepultada en el Patio 101, de la Bóveda
familiar, Patio Sur, Pabellón RECOLETA Lote 168). El doctor Jorge Martner
exigió la necropsia de su hermana Carmen, demandó al ginecólogo que ordenó la
operación, lo encontraron culpable de negligencia médica y lo inhabilitaron
durante seis meses en 1970. El problema de fondo en el Caso Neruda es pensar que la Clínica Santa María contaba con
instalaciones limpias y modernas en 1973, no había medicamentos, en entrevista,
el diplomático Pascual Martínez declaró:
“Le informé
al Embajador que yo había hablado con el poeta y lo estaba esperando en la
Clínica, para ultimar detalles de su viaje. Volví al día siguiente, porque la
señora Matilde Urrutia estaba buscando un medicamento, yo me ofrecí a
conseguirlo, al día siguiente al entregarle la medicina a la señora Urrutia me
preguntó: ‘¿cómo le hizo para conseguir el medicamento en una noche si yo llevo
buscándolo durante un mes y usted me lo trae ahora?, usted es un ángel’; le
respondí: ‘es que usted no se acercó antes a la Embajada’. Gracias a un
contacto que tenía en México, un amigo compró el medicamento, lo llevó al
Aeropuerto Benito Juárez, el avión que realizaba vuelos de Vancouver a
Santiago, hacía escala en Ciudad de
México, ahí permanecía 2 horas y llegaba la mañana siguiente al
Aeropuerto de Pudahuel, en menos de 24 horas Neruda tenía el medicamento que
necesitaba (Clarín de Chile, 12 de
febrero de 2014).
Juez Mario Carroza, usted debe investigar la
muerte de Carmen Martner García en la Clínica Santa María, usted podría llamar
a declarar al político Gonzalo Martner Fanta (sobrino de la víctima), para
establecer el precedente de una muerte por bacterias en la Clínica Santa María
(1970). Evite que lo engañen los personajes que pretendieron engañarlo con la
denuncia del “magnicidio” de Allende (Caraciollo, Contreras & Marín). Por
favor: investigue las condiciones insalubres de la Clínica Santa María
(1970-1973) y la falta de medicamentos. Neruda padecía un cáncer terminal con
metástasis, llegaría a México para ingresar al Instituto Nacional de
Cancelorología de Tlalpan, no para organizar la oposición contra Pinochet –como
sostiene Araya-, no hubo una conspiración para asesinar al poeta, el 22 de
septiembre lo visitaron diversos amigos y su hermana Laura Reyes, ese día
Matilde Urrutia y Manuel Araya viajaron a Isla Negra por las pertenencias de
Neruda, el poeta nunca se quedó solo en la Clínica Santa María. El único
complot fue el montaje periodístico para instalar la teoría del asesinato en
2011, lamento haber participado en la conspiración de Caraciollo, Araya, Marín & Contreras. Mea culpa.