El periodista
Mario Casasús reúne el archivo perdido de Jesús Sotelo Inclán
Por Héctor
González
Después de dos
días de agonía, el 3 de octubre de 1989 murió el historiador Jesús Sotelo Inclán. Un accidente
automovilístico truncó sus investigaciones. Hasta ahora no se había encontrado
registro alguno de que el académico tuviera en su radar un trabajo acerca de Ignacio Manuel Altamirano.
Tuvieron que pasar casi treinta años, para que el
periodista Mario Casasús encontrara
estos materiales y los diera a conocer en el libro El archivo
Inédito de Jesús Sotelo Inclán(Archipiélago/Libertad bajo
palabra).
El reportero tuvo acceso al archivo que el
historiador dejó en custodia a Concepción
Jiménez Alarcón, su vecina y amiga que resguardó los materiales
durante treinta años. “Lo que ahora publico es parte de un archivo de casi
ochocientas páginas que demuestra que Sotelo Inclán trabajaba en el libro Raíz y razón de Altamirano”,
explica en entrevista.
Casasús consiguió que Jiménez Alarcón le permitiera
indagar y trabajar el archivo altamiranista. “Es un proyecto muy ambicioso y la
idea es publicarlo en forma facsimilar para difundir el rigor del historiador.
Posteriormente se subirán las 800 páginas a internet para que cada quien haga
su versión de Raíz y razón de Altamirano”.
El historiador fue el primero poner en discusión si
Altamirano era de raza pura o mestizo. “Basándose en el archivo parroquial de Tixtla, encontró el acta de bautizo
de su madre Juana Gertrudis Basilio y
descubrió que su abuela era hija de españoles. Encontró además, a partir del
testimonio de un descendiente de Vicente Altamirano Basilio, hermano
consanguíneo de Ignacio, que éste era de tez blanca y ojos claros. Es decir,
encontró la pieza que hacía falta para demostrar que Altamirano era mestizo”.
Fue el primero en esclarecer también que en Cuautla, el escritor estuvo bajo la
protección del hacendado de origen vasco, Luis Robalo, padre de su amigo,
Agustín. La amistad duró hasta la muerte de ambos. Gracias a esto, añade
Casasús, se sabe que el rector del Colegio de San Juan de Letrán, vasco también
y amigo del hacendado, le ayudó a estudiar derecho en la Ciudad de México.
“Sotelo Inclán es quien va develando este tipo de misterios”.
El archivo
zapatista
El archivo de Jesús Sotelo Inclán se puede dividir
en dos grandes apartados. El altamiranista y el zapatista.
De cara al centenario luctuoso del caudillo del
sur, Mario Casasús publica también el libro Jesús Sotelo Inclán en Morelos (1939-1989) y
adelanta que aún hay cuestiones que aclarar acerca del líder revolucionario.
Recuerda que al no tener esposa ni hijos, los
hermanos de Sotelo Inclán se apropiaron de su casa y de su biblioteca, “por
derecho les correspondía”.
Entre los documentos se encontraban aquellos que
eran de Francisco Chico Franco,
primo hermano de Emiliano
Zapata, y que sus hijas entregaron al historiador en 1947, tras
la muerte de su padre. Varios de estos materiales se pensaban perdidos y no
volvieron a salir a la luz hasta que Guillermo
Sotelo Inclán, hermano del historiador, se los ofreció a Carlos Salinas de Gortari quien
a su vez los donó al municipio de Anenecuilco.
“El archivo de Anenecuilco está dividido en dos
ejes: los cuatro cuadernos de escrituras primordiales del pueblo, es decir sus
escrituras; y el archivo que recopiló durante toda su vida Chico Franco. Ambos lotes
fueron ofrecidos a Salinas de Gortari, el entonces presidente entregó ambos
lotes al pueblo el 8 de agosto de 1991”.
No obstante, Mario Casasús advierte que es
necesario que Carlos Salinas explique la lógica de la donación. “Según Concepción Jiménez Alarcón hubo
una venta de por medio. Mientras que en el prólogo del libro Anenecuilco, de Alicia Hernández Chávez, Salinas
apunta que los donó. Es necesario que el ex presidente esclarezca qué pasó y en
caso de que hubiera un pago de por medio, aclare si salió de su bolso o del
erario. Además, tanto Guillermo Sotelo Inclán como el expresidente, tendrían
que haber consultado a los descendientes de Chico Franco, incluyendo a
Esperanza Franco”.
A Jesús Sotelo Inclán, se le debe Raíz y razón de Zapata. Durante su
investigación conoció a Francisco
Chico Franco. Casasús cuenta que le tomó un año convencerlo de
que le permitiera ojear las escrituras de Anenecuilco. “En 1943 dio a conocer
la existencia de los documentos primordiales y publicó su análisis. Gracias a eso
todo mundo le reconoció su papel como el gran biógrafo de Emiliano Zapata,
desde John Womack hasta Francisco Pineda. Él fue quien lo
desmitificó como bandolero y arribista, para colocarlo dentro de una tradición
de defensa de la tierra. Si los
ancianos le dieron en resguardo sus escrituras para que siguiera litigando, era
porque confiaban en él para impedir que los hacendados extendieran su dominio”.
Hasta ahora las escrituras
primordiales jamás han sido exhibidas o estudiadas por
gente que no pertenezca al Instituto Nacional de Antropología e Historia o por
directivos de cultura morelenses. Casasús cuestiona el oscurantismo respecto a los
que considera los documentos más importantes en la historia de Morelos. “El centenario de Zapata está a la
vuelta de la esquina, abril de 2019.
No hay tiempo para publicarlos de manera facsimilar, pero para diciembre del
próximo año sí se podría hacer algo. Son documentos centrales porque son los
que dan sentido a la lucha de Zapata, si hacen conmemoraciones sin hablar de
ellos tendremos un centenario deslactosado”.
Añade que a los gobiernos de la entidad nunca les
ha interesado reivindicar la figura de Emiliano Zapata y desconoce el rumbo que
tomarán las conmemoraciones del centenario tanto a nivel local como federal. “¿Qué
hará Cuauhtémoc Blanco con el
centenario? Es un misterio. Las salas de exhibición del Museo de Anenecuilco
están cerradas y nunca ha habido presupuesto para hacer del recinto un lugar,
como pretendía Sotelo Inclán, donde explicaran y se exhibieran los documentos.
Por el simple fetiche de que Zapata los tuvo en sus manos son valiosos, pero
además tienen el valor de los grifos prehispánicos y los sellos del Archivo de la Nación. Por esos
documentos es que Zapata se vuelve revolucionario”.