Francisco
Goldman: “Salir del duelo significa que el dolor deje de dominar tu vida”
Por
Mario Casasús/La Jornada Morelos
Ciudad
de México.- En entrevista con La Jornada
Morelos, Francisco Goldman (1954), presenta El circuito interior (2005), once crónicas publicadas originalmente
en inglés y traducidas por Juan Antonio Montiel. En palabras de Goldman: “Este
libro está relacionado con su nombre: es un viaje interno al duelo, al amor
perdido, pero al mismo tiempo narra la salida, comienza en un mundo
ensimismado, autodestructivo, muy desconectado de la realidad”. El escritor
norteamericano vivió con su familia materna en Guatemala durante la guerra
civil: “Comencé a sentirme tan agotado por la violencia, me pesaba mucho huir
de la guerra en Guatemala y El Salvador, recuerdo una epifanía, estaba parado
en una esquina en la capital de Guatemala y me pregunté: ¿cuál es la historia
del poema La niña de Guatemala?, al cruzar la calle entré a una biblioteca para
investigar la historia de Guatemala en el siglo XIX”. En la actualidad escribe
su segunda novela sobre José Martí, con el guión del autor de El Esposo Divino (Anagrama, 2008).
LJM.- Francisco, el
poeta José Martí es el protagonista de tu novela “El Esposo Divino” (2004).
¿Eliges la historia de Martí por sus exilios en Guatemala y Estados Unidos?,
¿todavía te interesa la biografía del poeta cubano?
FG.- Sí, la historia del esposo divino está basada
en José Martí, incluso ahora, la novela que estoy trabajando parece
autobiográfica, el guión de la nueva novela está escribiendo la anterior novela:
El Esposo Divino; estoy escribiendo
sobre esos años de mi vida, quiero escribir un capítulo muy chingón sobre Martí
en Nueva York, en El Esposo Divino
todo está ficcionalizado, entré a Martí porque sus lugares son mis lugares, a
través del sentido del lugar, me di cuenta que él había pasado años muy
importantes y formativos en Guatemala, emigró a los 16 años a Nueva York. En la
década de 1980 viví de cerca lo que pasaba en Centroamérica, fue raro, en 1987,
comencé a sentirme tan agotado por la violencia, me pesaba mucho huir de la
guerra en Guatemala y El Salvador, recuerdo una epifanía, estaba parado en una
esquina en la capital de Guatemala y me pregunté: “¿cuál es la historia del
poema La niña de Guatemala?”, al cruzar la calle entré a una biblioteca para
investigar la historia de Guatemala en el siglo XIX, no salí de la biblioteca
en un mes, entrar al pasado era un escape a un mundo de fantasía, escribí
muchos cuadernos pero dejé pendiente la investigación, volví a mi trabajo
periodístico, hasta que pasaron varios años regresé a mis cuadernos para
escribir El Esposo Divino (2004).
LJM.- ¿Al regresar a la
Ciudad de México acostumbras buscar las casas relacionadas con José Martí?
FG.-
En esa época lo hacía, ya no, sentí que debía saber todo lo que se podía de la
biografía de Martí, para poder identificar los huecos donde los historiadores
no sabían qué hizo Martí tal día, ahí yo podía inventar, yo no quería inventar
cosas y que un historiador viniera a decirme, por ejemplo: “el día que usted
dice, Martí estaba con Ignacio Manuel Altamirano”; para poder tomar la licencia
literaria yo tenía que hacerme un sabio obsesionado de la vida de Martí, ahora
se me han olvidado muchos datos, pero en ese momento lo sabía todo: dónde había
estado, con quién, sabía cada detalle de su vida. Tardé 100 años escribiendo “El
Esposo Divino”.
LJM.- Martí fue un
escape de la violencia en Guatemala, pero en la actualidad, ¿dónde está tu
refugio ante la violencia de México?
FG.-
La ficción y el periodismo son oficios muy distintos, aunque los dos hablan de
diferentes realidades, la relación con la realidad está muy presente en los dos
oficios, pero a uno lo inspira la imaginación, y con todo lo imprescindible que
es la imaginación; y el periodismo es muy concreto, convives marcado por el
tiempo, a veces intentando hacer los dos oficios te derrota la esquizofrenia,
son dos formas de utilizar el cerebro. El año pasado fue muy chingón, trabajé
muchísimo: sigo escribiendo mi novela todos los días y voy cubriendo las
noticias de Ayotzinapa para The New
Yorker, leí los reportes del Grupo Interdisciplinario de Expertos
Internanales (GIEI/CIDH) para entregar mi texto y que el lector que no tiene
tiempo de leer los informes del GIEI pueda ver la narrativa de Ayotzinapa, fue
tanto trabajo, no dormí en tres días tratando de entregar a tiempo el reportaje
que retomó Letras Libres en su
edición digital.
LJM.- En Oaxaca, decías
que al tocar fondo y hacer una catarsis recuperaste la libertad creativa,
alejándote de la pulsión autodestructiva, ¿El circuito interior es una bisagra
o un parteaguas en tu vida?
FG.-
Este libro está relacionado con su nombre: es un viaje interno al duelo, al
amor perdido, pero al mismo tiempo narra la salida, comienza en un mundo
ensimismado, autodestructivo, muy desconectado de la realidad. El libro narra
el proceso que cada persona tiene que buscar para salir del dolor, si puedes
convertir la pérdida en algo útil, ¿sirve para algo mi libro?, espero que el
lector encuentre en El circuito interior
una receta psicológica para salir del dolor, porque lo muestro en algo
concreto, yo voy narrando lo que me está pasando a diario y al final me ves
salir de mi propio pozo del trauma ante la pérdida de Aura, cuento el regreso a
terreno, a la realidad, fue un despertar que comienza con el movimiento Yo Soy 132, de ahí nace un sentido de
responsabilidad.
LJM.- ¿Con qué realidad
te encuentras en la Ciudad de México?
FG.-
El movimiento Yo Soy 132 estaba
gritando la advertencia del regreso del PRI, después de la elección de Peña
Nieto ves un cambio negativo en México, y en la Ciudad de México los “Chuchos”
y Mancera secuestraron a la izquierda que gobernaba el DF, traicionaron el
voto, Mancera ganó con el 75% de los votos, la gente votó por el PRD para darle
continuidad al proyecto de AMLO y Ebrad, los ciudadanos creían que Mancera
continuaría con los avances de AMLO y Ebrad, pero Mancera traicionó a la
democracia y lo está pagando caro porque la aprobación de Mancera está por los
suelos, al 30%, nadie quiere al gobierno de Mancera.
LJM.- ¿La Ciudad de
México saldrá del abismo, los capitalinos tendrán su catarsis?, ¿ya tocamos
fondo?
FG.-
Mucha gente ve el peligro de debilitar a la izquierda, yo creo que los
“Chuchos” no volverán a ganar el gobierno de la Ciudad de México, el PRD está
desprestigiado, seguramente el próximo jefe de gobierno será de MORENA, es una
gran oportunidad para MORENA si lo hacen bien en las delegaciones y en la
Asamblea Legislativa, podrán retomar el camino de la izquierda con nuevas
energías. La Ciudad de México tiene la capacidad de ser el bastión de la
oposición nacional, por su espíritu progresivo, gobernar bien la Ciudad de
México es una gran preparación para gobernar al país.
LJM.- A nivel simbólico,
el epílogo de tu “circuito interior” fue el emotivo discurso de la poeta
Liliana Colanzi al recibir el Premio Aura Estrada 2015…
FG.-
Salir del duelo significa: que la pérdida deje de dominarte, que el dolor deje
de dominar tu vida, ahora estoy trabajando en muchas cosas, no estoy hablando
todo el tiempo de mi pérdida, retomé a vida con toda su intensidad, pero el día
de la muerte de Aura siempre estará conmigo, y su amor también siempre me
acompaña. Un discurso como el de Liliana Colanzi era increíble, tocó… (el
escritor hace una pausa)
LJM.- Cada nota con
partitura…
FG.-
Cada nota, lloré, pero no sólo yo, todos estuvimos llorando, no sólo la gente
que conoció a Aura, había gente del público en Oaxaca que nunca conversó con
Aura y estaban llorando. El discurso tocó la combinación de tragedia, lo fugaz
que puede ser la vida, cuando alguien muere tan joven, con tanto talento;
Liliana estaba proyectando la pérdida de su amiga poeta que murió y al mismo tiempo
ella evocó la alegría de Aura y la necesidad de ser creativos ante la pérdida;
por eso fundamos el Premio Aura Estrada, logramos honrar la memoria de Aura.
LJM.- ¿Cuál es tu
estrategia para darle continuidad al Premio Aura Estrada?
FG.-
Tenemos que hacer un plan muy sólido para seguir recaudando fondos, porque
hemos convertido el Premio Aura Estrada en el reconocimiento más importante
para mujeres jóvenes en Iberoamérica, cada escritora galardonada puede hacer
residencias en Europa y Estados Unidos, en la edición de 2015 recibimos 700
libros inéditos, el jurado no se daba abasto, formamos jurados de emergencia,
tenemos que buscar a alguien que nos ayude para financiar el premio y poder
pagar los honorarios de los jurados.
LJM.- En tus retornos a
la realidad después de superar el duelo, ¿en qué terminó tu historia con
Guatemala y Otto Pérez Molina?
FG.-
Escribí una crónica para The New Yorker
sobre la caída de Pérez Molina, me hizo muy feliz, es un hombre muy malo, Pérez
Molina era mi enemigo personal, yo le causé muchos problemas con mi libro: “El arte del asesinato político. ¿Quién
mató al obispo Gerardi?" (1988), hasta ahora es mi trabajo de
investigación más importante, publiqué los testimonios que inculpaban a Pérez
Molina, mucha evidencia apuntaba a Pérez Molina como autor intelectual del
asesinato del obispo Gerardi. Pérez Molina comenzó a atacarme después de mi
libro, pero su forma de atacarme era muy torpe, mi libro tiene 600 páginas y
Pérez Molina sale mencionado en un párrafo, Pérez Molina declaraba como si todo
mi libro estuviera dedicado a él, decía que los partidos políticos de la
oposición me pagaron por escribir mi libro, imagínate lo patético de su
argumento, yo trabajo para The New Yorker,
durante 9 años seguí el caso del obispo Gerardi y tengo un buen trabajo
universitario en Estados Unidos (Trinity College of Hartford), cuando comencé
mi libro no sabía quién era Pérez Molina, ¿quién te va a patrocinar un libro
durante 9 años para incluir un párrafo sobre él?, al final mi libro le causó
muchos problemas y también me causó muchos problemas a mí, después no podía
volver a Guatemala, cuando regresé traía guardaespaldas. Pérez Molina es un mal
hombre, se lo tiene muy merecido, va a pasar mucho tiempo en la cárcel, es una
gran victoria para Guatemala, es un triunfo del pueblo porque crearon las
condiciones y presionaron a los políticos para actuar y convocar a la Comisión Internacional
contra la impunidad.
LJM.- Finalmente, Guatemala lo hizo, ¿por
qué no podemos encarcelar a los presidentes corruptos y represores de
Latinoamérica?
FG.- Lo sé, es una
pregunta muy difícil, en el caso de Guatemala sus instituciones estaban tan
debilitadas que los países de América, la ONU y las organizaciones civiles
pudieron aprovechar el contexto de las Negociaciones de Paz, las oportunidades
que ellos crearon para que entrara una Comisión Internacional contra la
impunidad. Por citar un ejemplo, en México no se hará justicia, personalmente
creo que el caso de Ayotzinapa terminará en la Corte Penal Internacional.