Amores y letras sin
fronteras
Neruda,
Bolaño y Mistral, dejaron huella en la historia mexicana.
Por
Araceli Calva/El Universal de México
Pablo
Neruda, Roberto Bolaño y Gabriela Mistral, tres ilustres chilenos que no sólo compartieron
sus letras con México, sino también su amor; forjaron una relación muy especial
con este país, la cual dejaron manifiesto en su literatura y en sus acciones.
Estos tres literatos llegaron a nuestra nación,
provenientes del sur del continente, por diferentes circunstancias y épocas;
amaron profundamente a este país, gozaban andar por sus calles, a su gente y a
su cultura.
La
relación de Pablo Neruda con México quedó plasmada en la historia, en sus
poemas, como aquel que escribió durante su primer año en esta tierra y tituló
“México” (1940).
El primer viaje del poeta a este país fue cuando
lo nombraron cónsul general en México, en este periodo (1940-1943). Neruda pudo
divorciarse de María Antonia Hagenaar, en Cuernavaca, Morelos, y también
posteriormente contrajo nupcias con Delia del Carril, en Tetecala, Morelos, en
1943.
Luego de su fallido intento de exiliarse en
nuestro país en 1948, Neruda regresó a México por segunda ocasión en 1950, con
la publicación de “Canto General”, el libro fue ilustrado por sus amigos, David
Alfaro Siqueiros y Diego Rivera.
Compañero de los muralistas mexicanos y de los
intelectuales más renombrados del país, su tercera visita sucedió en 1961, y su
último viaje fue en 1966, y se dedicó a visitar muchos lugares, como la
Lagunilla, Cuernavaca, Tlatelolco y Teotihuacán.
En su libro de memorias, Gonzalo Martínez
Corbalá, quien se desempeñaba como embajador de México en Chile en 1973,
informa que tras el golpe de Estado contra Salvador Allende; Luis Echeverría le
encomendó trasladar a México a Pablo Neruda, que en ese momento estaba delicado
de salud a consecuencia del cáncer de próstata, pero falleció antes de abordar
ese avión que lo traería a tierras mexicanas.
Pablo Neruda dejó 21 poemas y 25 textos en
prosa, en donde hace referencia a México, a personajes mexicanos, como Juan
Rulfo.
Roberto Bolaño. Autor de “Los
detectives salvajes”, llegó a México, junto con su familia, en 1968, tenía 15
años de edad y fue inscrito a la escuela secundaria, sin embargo, no la
finalizó, pero ello no fue impedimento para que tuviera una vocación: las
letras.
Bolaño regresó a su país natal en 1973, fue
partícipe de la resistencia previa al golpe de Estado, fue arrestado, y tras su
liberación volvió a México con un anhelo, ser escritor. Vivió momentos clave en
este país: el movimiento literario, su formación como lector y sus primeros
pasos como periodista.
El autor comenzó a desarrollarse como periodista
para la revista Plural, y también
como escritor, publicó su primer libro en México, “Reinventar el amor”, editado
en 1976, también la primera antología de los infrarrealistas, “Pájaro de
calor”, que además es el primer libro colectivo de Bolaño, con prólogo de Juan
Cervera.
Gabriela Mistral. Arribó a México en
1922, a solicitud de José Vasconcelos, para que apoyara la Reforma Educacional,
señala Álvaro Valenzuela Fuenzalida, en su libro “Gabriela Mistral y la reforma
educacional de José Vasconcelos”, que cuando la escritora recibió la invitación
para que fuera parte de la cruzada educacional del entonces secretario de
Instrucción Pública, ella todavía era figura en el plano nacional, que se había
dado a conocer por la polémica en torno a sus méritos para ocupar cargos
directivos escolares, que por realizaciones pedagógicas o literarias.
“Su primer libro, Desolación, aún estaba por aparecer en Nueva York (1922). No
obstante, su incansable pluma ya le ha forjado una plataforma que llega hasta
lejanos ámbitos del continente (en particular a Argentina) y a la lejanía de
Nueva York y México”.
Durante dos años, la chilena se dedicó en cuerpo
y alma a esta labor educacional en todo el país, aportó el sistema básico de
enseñanza de las primeras letras en comunidades rurales y sugiere la creación
de la Escuela Nocturna para los trabajadores.
Con información de Mario
Casasús, periodista e investigador.
“México,
con su nopal y su serpiente; México florido y espinudo, seco y huracanado,
violento de dibujo y de color, violento de erupción y creación, me cubrió con
su sortilegio y su luz sorpresiva. Lo recorrí por años enteros de mercado a
mercado”. México, Florido y Espinudo.
Pablo Neruda.
“Yo
decidí ponerme a escribir a los 16 en México, y además en un instante de
ruptura total, con la familia, con todo, como se hacen estas cosas”. Roberto Bolaño.
“Gracias
a México por el regalo que me hizo de su niñez blanca; gracias a las aldeas
indias donde viví segura y contenta, gracias al hospedaje no mercenario de las
austeras casas coloniales donde fui recibida como hija”. A la otra Orilla, Gabriela Mistral.
Fuente: Suplemento especial CHILE/El Universal de México (19 de septiembre de 2015).