martes, 29 de septiembre de 2015

Entrevista a Carlos Barreto



Carlos Barreto: “Morelos representa la boca de la Tierra Caliente y el inicio del sur”
Por Mario Casasús

En entrevista telefónica, Carlos Barreto Zamudio, doctor en Historia, invita a los lectores de la Cartelera Cultural al Primer Congreso Nacional de Estudios Regionales y Locales en el Sur de México: “Serán cuatro sedes, el Centro Cultural Jardín Borda, el Museo de la Ciudad de Cuernavaca, el Museo de Arte Indígena Contemporáneo de la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) y el Museo Regional Cuauhnáhuac. El Congreso nació por iniciativa del cuerpo académico de la UAEM, la línea que hemos venido desarrollando está en el estudio de las regiones históricas, nos hemos preguntado el significado del sur, Morelos representa la boca de la Tierra Caliente y el inicio del sur. La expectativa que tenemos es que se reúnan trabajos de diferentes áreas y que podamos reflexionar en conjunto la historia regional hoy en día, y la importancia de lo regional frente al avasallador impacto de la globalización”. El Congreso Nacional de Estudios Regionales se realizará del 30 de septiembre al 2 de octubre, la inscripción no tendrá costo y se entregarán reconocimientos a los participantes con el 80% de asistencia.

Autor de los libros: Rebeldes y bandoleros en el Morelos del siglo XIX, y Bandidaje en el oriente del Estado de Morelos 1855-1910, Carlos Barreto Zamudio coordinó la antología: La Revolución por escrito (2013) y reeditó el libro de Lamberto Popoca: Historia del vandalismo en el Estado de Morelos (2014), ahora propone reeditar la trilogía: “Es necesario hacer un estudio sobre Los plateados de tierra caliente (1891) y Pedro Robles, no conozco muchos datos biográficos, pero destacaría que fue papá de Serafín Robles, uno de los secretarios de Emiliano Zapata. Voy más allá: el gobierno de Morelos debería publicar de forma simultánea la trilogía: Los plateados de tierra caliente, Historia del vandalismo en el Estado de Morelos y El Zarco”.
  
–Carlos, tu padre estudió antropología, desde hace 20 años dirige el Museo Casa de Morelos, es un especialista en la revolución zapatista, los corridos y ferrocarriles. ¿Fue determinante en tu vocación por la historia?
–Sí, la influencia de mi papá y del entorno familiar fue definitiva, mi mamá es profesora de preescolar y mi papá se ha dedicado a trabajar temas de historia y antropología, es un enamorado de Cuautla. Influyó en mí, crecí entre libros y discusiones con sus colegas, conocí a los antropólogos que son clásicos en Morelos y México, a un nivel personal, porque eran amigos de mi papá. No quería ser una repetición de mi papá, primero estudié economía en la UNAM, pero la querencia llama y estudié historia en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).

–Presentaste la tesis de maestría: “Bandidaje en el oriente del Estado de Morelos 1855-1910” (2006), y recibiste el doctorado con la investigación: Rebeldes y bandoleros en el Morelos del siglo XIX” (2011). ¿Cuándo te interesó el estudio social del bandolerismo?, ¿recuerdas tu primera lectura sobre los plateados?
Mi primer acercamiento con la lectura de los plateados, y el bandolerismo en la región de Morelos, no es diferente a la de otro joven estudiante de Cuautla, son lecturas generales y particularmente El Zarco de Ignacio Manuel Altamirano, en mi época era una lectura obligada, pero no generó una fascinación especial, hasta que entré al estudio social de los movimientos populares en Morelos retomé la lectura de los plateados sin un viso literario, sino como una fuente para el estudio de la historia de Morelos bajo un esquema: en México y Morelos hay una tendencia a la centralización de ciertos temas; en Morelos nos enfocamos a tres grandes temas: el Sitio de Cuautla, el zapatismo y secundariamente está el tema de las haciendas, creo que había una suerte de ensimismamiento con el zapatismo –pareciera ser que no había antecedentes del siglo XIX, cuando estudiamos la Independencia y la Revolución nos saltamos el siglo XIX, estoy convencido que los plateados son –de alguna manera un grupo de extracción popular que representan la resistencia ante las fuerzas de intervención del exterior y de los grupos oligárquicos de México.
    
–Reeditaste el libro de Lamberto Popoca: “Historia del vandalismo en el Estado de Morelos. ¡Ayer como ahora! ¡1860! Plateados. ¡1911! Zapatistas”. Escribiste un prólogo y localizaste a los descendientes de Lamberto Popoca. ¿Por qué era necesario presentar el contexto del libro?, ¿todavía puede despertar prejuicios por su perfil antizapatista?
–La importancia de la obra radica en que retoma dos procesos sociales, no tan distantes en el tiempo, y fundamentales en Morelos: las guerras civiles del siglo XIX y el zapatismo, el libro de Lamberto Popoca tiende una especie de puente entre el Morelos aislado del siglo XIX y el Estado de Morelos a principios del siglo XX, pocas obras registran un comparativo entre una expresión social viva del siglo XIX y otra del siglo XX. Cuando Lamberto Popoca escribió su libro reivindicó a los plateados, no los ve como la gente de su tiempo, los utiliza para desprestigiar a los zapatistas, lo hace en 10 páginas, la diatriba no es el núcleo de su libro, tiene el tino de ponerlos en el título, lo que despierta cierto prejuicio y minusvaloración del contenido de la obra a partir de su decidido tono antizapatista. Era importante analizar el libro desde la trayectoria de su autor: ¿quién era Lamberto Popoca, y de dónde salió?, no era un advenedizo, pertenecía a una estirpe de gente importante de la región desde hace mucho tiempo, el profesor Popoca escribió su opinión sobre el zapatismo en 1911 y realizó una investigación sobre el surgimiento de los plateados en 1860.
     
–Descifraste el misterio del autor de “Los plateados de tierra caliente” (1891), gracias a una edición original autografiada por Pedro Robles, sé que digitalizaste el libro. ¿Piensas reeditar en un formato facsimilar y con un ensayo preliminar la novela histórica “Los plateados de tierra caliente”?
–El gobierno de Morelos –no importa el color ni sus siglas– tiene una deuda enorme con Pedro Robles, porque a diferencia de El Zarco, que cuenta con un par de ediciones publicadas por el gobierno de Morelos, y la reedición del libro de Lamberto Popoca, la deuda pendiente está con Pedro Robles, justamente no encontramos otra edición desde 1891, hace años salieron las ediciones de La Matraca y Planeta, pero están descatalogadas en la actualidad, tampoco se conservan ejemplares del libro de Pedro Robles en las bibliotecas de Morelos. No está a discusión la importancia de Los plateados de tierra caliente (1891), cualquier institución del Estado de Morelos debe saldar la deuda, es una obra fundamental para nuestra región. En cuanto a la viabilidad para que se publique, tenemos que tomar en cuenta que las autoridades no piensan en términos de la importancia del libro, sino en términos presupuestales. Es necesario hacer un estudio sobre Los plateados de tierra caliente (1891) y Pedro Robles, no conozco muchos datos biográficos, pero destacaría que fue papá de Serafín Robles, uno de los secretarios de Emiliano Zapata. Voy más allá: el gobierno de Morelos debería publicar de forma simultánea la trilogía: Los plateados de tierra caliente, Historia del vandalismo en el Estado de Morelos y El Zarco.

–Tu padre era amigo del historiador Jesús Sotelo Inclán, compartieron datos, fuentes y lecturas en torno a Ignacio M. Altamirano y Emiliano Zapata. Tú perteneces a la siguiente generación, ¿recuerdas las visitas de Sotelo Inclán a Cuautla?, ¿estudiaste los ensayos de Sotelo Inclán sobre Altamirano?
–No tengo muchos recuerdos sobre Sotelo Inclán, sé que eran amigos y que compartieron información cuando mi papá trabajaba en el programa de historia oral del zapatismo, sé que intercambiaban datos biográficos sobre Ignacio Manuel Altamirano, sé que mi papá lamentó la muerte del profesor Sotelo Inclán. Ahora que preguntas sobre Altamirano, el trabajo que vengo desarrollando no es “altamiranista”, o “roblista”, en general trato de ver en los plateados un fenómeno social, si nos atuviéramos a la definición de Hobsbawm, los plateados serían un fenómeno social prerrevolucionario y precapitalista, en la novela de Altamirano se percibe el sentido vivo de las comunidades que describe, también rescataría “el ser militar” en un ejército que no es tal, no es un ejército desarrollado, son movimientos sociales esencialmente regionales. Veo la historia del Zarco vinculando la novela con otras dos lecturas: el epistolario de Altamirano, para entender la lógica militar rebelde de la región en el siglo XIX, y La Navidad en las montañas, donde el escritor guerrerense nos muestra “el ser militar” en el siglo XIX.

-Coordinaste la antología “La Revolución por escrito” (2013), organizaste una exposición fotográfica con el archivo de Mario Martínez Sánchez, colaboraste en la antología de Francisco Pineda y Edgar Castro Zapata: “A cien años del Plan de Ayala” (2013) y en un volumen coordinado por Horacio Crespo: “Historia de Morelos” (2010). ¿Cómo surgió La Revolución por escrito?, ¿cómo decides involucrarte en un proyecto colectivo?
La Revolución por escrito (2013) es un libro que responde a un hueco institucional, por parte del gobierno de Morelos se dijo que harían varias cosas para conmemorar el Centenario del Plan de Ayala, en realidad no se hizo mucho. A partir del libro que coordinaron Paco Pineda y Edgar Zapata, yo quería reflexionar más allá del documento, para estudiar la historia rebelde de Morelos durante un siglo, llegué a la conclusión de que el Plan de Ayala no es un documento excepcional sino que corresponde a una tradición de hacer planes políticos y militares en el Estado de Morelos, esta tradición no viene del zapatismo sino de mucho tiempo atrás, prácticamente desde la Independencia, estos documentos llamaron mi atención porque aparecieron con regularidad en el contexto de las luchas populares de Morelos. Respondiendo a tu pregunta: ¿con quién decido trabajar?, con quien sabes que conoce cercanamente los temas que atañen a los diferentes planes que surgieron durante un siglo; al final de cuentas, las investigaciones de un historiador requieren un trabajo colectivo y mucho compañerismo, tengo la fortuna de contar con colegas de primera línea para darle forma a nuestros proyectos.

–La UAEM convoca al Primer Congreso Nacional de Estudios Regionales y Locales en el Sur de México, ¿cuáles son tus expectativas?, ¿a quién está dirigido?, ¿dónde estarán las sedes?
–Serán cuatro sedes: el Centro Cultural Jardín Borda, el Museo de la Ciudad de Cuernavaca, el Museo de Arte Indígena Contemporáneo de la UAEM y el Museo Regional Cuauhnáhuac. El Congreso nació por iniciativa del cuerpo académico de la UAEM, la línea que hemos venido desarrollando está en el estudio de las regiones históricas, nos hemos preguntado el significado del sur, Morelos representa la boca de la Tierra Caliente y el inicio del sur. La expectativa que tenemos es que se reúnan trabajos de diferentes áreas y que podamos reflexionar en conjunto la historia regional hoy en día, y la importancia de lo regional frente al avasallador impacto de la globalización, para reflexionar el significado del “ser suriano” en Morelos.

–¿Registrarán los trabajos y las ponencias del Congreso Nacional de Estudios Regionales?, ¿publicarán las memorias, o habrá transmisión por Internet?, ¿cómo piensan abrir el debate?   
–Tenemos diferentes estrategias, el Congreso está abierto a todas las voces, no necesariamente estamos esperando a académicos de tiempo completo, no queremos un diálogo entre nosotros mismos, esperamos propuestas de los cronistas, escritores y ciudadanos de diferentes formaciones. Pensamos reunir una Memoria del Congreso para subirla a Internet, así tendrá un mayor impacto, también contemplamos la posibilidad de hacer una transmisión en vivo por Internet, todavía tenemos que pensar los esquemas. La inscripción de los ponentes no tendrá costo y el acceso del público será gratuito, la idea es que la gente asista, escuche, participe y opine sobre el significado del sur y que juntos reflexionemos con la historia a contraflujo de la globalización.
      
–¿Cómo entablarán un diálogo entre el 1er Congreso de Estudios Regionales con otras iniciativas universitarias de México?
–La idea es ir tejiendo redes y armar posibilidades, para ampliar las lógicas de trabajo, tenemos la intención de invitar a las universidades aledañas a Morelos –en Puebla, Estado de México, Guerrero y el Distrito Federal–, para que nuestro Congreso represente un primer impulso de acercamiento. Partimos de un tema “taquillero”: los movimientos sociales y la Insurgencia en el sur, abordaremos las dos temáticas surianas bajo diversos ámbitos y expresiones.

Finalmente, ¿cómo describirías el papel de la UAEM ante la formación de los jóvenes historiadores?
Tenemos un cuadro de profesores de primera línea en la UAEM, estamos muy comprometidos en la formación de los nuevos historiadores, me parece que hay un gusto muy particular por la historia en Morelos –por lo que representa en la Independencia y la Revolución, la UAEM tiene una visión que rescata la formación humanística, que no pone en duda el valor del conocimiento histórico frente a las fórmulas y modas del exterior, en ese sentido soy optimista, entiendo que no todos los estudiantes de la carrera de historia investigarán temas relativos al Estado de Morelos –no es un compromiso, me parece que tenemos una generación de jóvenes historiadores recién egresados que nos entusiasman y nos hacen sentir optimistas sobre el futuro de la historia acerca del Estado de Morelos.