“El
arquitecto mexicano Juan O’Gorman aprendió a pintar con piedras”
Por
Mario Casasús
México
DF.- En entrevista con Clarín.cl Xavier Guzmán y Víctor
Jiménez, arquitectos y especialistas en la obra de Juan O’Gorman, presentan el
libro: Casa O’Gorman 1929, también
hablaron del archivo disperso, sobre las casas que construyó para Diego Rivera
y Frida Kahlo, del mural Tupahue en
Santiago de Chile y los antecedentes del mosaico de la Biblioteca Central de la
UNAM. Xavier Guzmán Urbiola asegura: “Hay un gran vacío en el tema
arquitectónico de Juan O’Gorman, a excepción de un folletito que publicó José
Villagrán -en 1952-, por encargo de Enrique Yáñez para la exposición: ‘50 años
de arquitectura en México’, en la conferencia, Villagrán dedicó dos páginas a
O’Gorman, él publicó su autobiografía en 1972, y una década después, la
Dirección de Arquitectura del INBA promovió los Cuadernos de O’Gorman (1982)”. La edición bilingüe del libro: Casa O’Gorman 1929 consta de 3,000
ejemplares, las instituciones culturales de México coeditaron la investigación
de los arquitectos Xavier Guzmán, Víctor Jiménez y Toyo Ito. A partir de la
entrevista con Clarín.cl el Instituto Nacional
de Bellas Artes de México (INBA) está interesado en el mural Tupahue de María Martner y Juan
O’Gorman, en dos meses será declarado Monumento Nacional de Chile.
MC.- Xavier, estudiaste
arquitectura en la UNAM, a diario veías los mosaicos de Juan O’Gorman en la
Biblioteca Central, ¿cuándo te interesó la casa construida por el arquitecto
Juan O’Gorman en 1929?
XG.-
Cuando era estudiante pasaba frente a la casa de Diego Rivera y Frida Kahlo,
todos sabíamos que O’Gorman había construido las dos casas, todavía vivía, pero
no tuve la oportunidad de conocerlo, se jubiló prematuramente, no se recibió de
la escuela de arquitectura con su generación y llegó a ser director de
construcciones de la Secretaría de Educación Pública (SEP). En 1936, finalmente
se tituló como arquitecto porque Carlos Leduc insistió en la importancia de
obtener el diploma, a partir de entonces abandonó la arquitectura y se dedicó a
la pintura, renunció a la oficina de construcciones de la SEP porque los
promotores inmobiliarios se apropiaron de las ideas de O’Gorman: “hacer
arquitectura más eficiente y funcional, con cualidades espaciales, con menos
dinero”. Los especuladores inmobiliarios invirtieron los valores, esto irritó a
O’Gorman y decidió retirarse, se refugió en la pintura. Los maestros de la UNAM
nos llevaron a ver las construcciones de O’Gorman y nos explicaron el contexto
de su renuncia a la arquitectura, los estudiantes de la UNAM descubrimos la
casa de 1929 acompañados por los amigos y colegas de O’Gorman.
MC.- En el libro: “Casa
O’Gorman 1929” (RM, 2014) publicaron los facsímiles de las revistas “Tolteca”
(1932) y “The New Architecture in Mexico” (1937). ¿Dónde encontraron las
publicaciones de la década de 1930?, ¿qué archivos consultaron?
VJ.-
Los investigadores especializados en arquitectura sabemos la existencia de esas
publicaciones, afortunadamente encontramos las dos revistas para publicar el
facsímil con las páginas que dedicaron a O’Gorman, era más difícil ubicar un
ejemplar en perfectas condiciones con el reportaje de Tolteca, pero lo encontramos y fotografiamos. Los facsímiles tienen
un enorme interés, ahora puedes leer lo que escribió Federico Sánchez Fogarty
sobre O’Gorman en marzo de 1932, la casa se terminó en 1931 y tuvo un impacto
por la corriente funcionalista que inauguró en México: “el cosmopolitismo
nacionalista y la revolución cultural de la década de 1920”, O’Gorman no fue el
único, Obregón Satacilia está en la misma línea: “hay que ser modernos, pero
también hay que saber que tenemos un valioso legado de arte popular”. Para
hablar del horizonte cultural de cierta época, aunque no estén sentados en el
mismo café intercambiando ideas, terminan por convertirse en ideas de una
colectividad amplia y la arquitectura tiene un representante: Juan O’Gorman, la
pintura está representada por Diego Rivera, la literatura por los estridentistas, y tres décadas después
llegaría Juan Rulfo, un escritor de vanguardia y absolutamente mexicano, igual
que el compositor Silvestre Revueltas. Creo que los artistas de los años 20
están participando en una discusión mucho más amplia, si el propio O’Gorman era
pintor, significa que no sólo piensa en la arquitectura.
MC.- ¿Carlos Obregón
Santacilia era maestro de O’Gorman?
VJ.-
En Obregón Santacilia encontré de manera explícita las ideas de esta
generación: “tenemos que ser mexicanos y modernos al mismo tiempo”. Sólo después
–es el debate- se simplifica erróneamente: “o eres mexicano, o eres moderno”,
es el neocolonialismo al estilo del Porfiriato (1876-1910), en la década de
1920 veíamos un regreso de la colonialización cultural que el Porfiriato impuso
y lo vemos en la actualidad.
MC.- ¿A quién está
dirigido el libro Casa O’Gorman 1929?
XG.-
Hay mucho interés en la obra de Juan O’Gorman, pensamos en los estudiantes, en
los arquitectos, en los apasionados del arte, por esta comunión entre
arquitectura y pintura que amalgamó O’Gorman. Hubo una intención específica en
los textos: que los académicos encontraran datos inéditos, pero también el
público en general.
MC.- La primera edición
es bilingüe y consta de 3,000 ejemplares, ¿en cuántos países planean distribuir
el libro?
XG.-
El editor Ramón Reverté decidió imprimir el tiraje de 3,000 ejemplares para
hacerlo viable comercialmente, una parte del tiraje está destinada al
CONACULTA, otra al INBA y a la editorial RM, la idea es distribuirlo
internacionalmente en Iberoamérica y algunos países angloparlantes.
MC.- ¿Hace falta bibliografía
para la revaloración de O’Gorman?
XG.-
Mucha gente ha repetido: “toda generación escribe su historia”, algunos de los
libros que se han escrito sobre Juan O’Gorman están agotados, o no circulan en
el mercado editorial, muchos libros los escribieron Víctor Jiménez, Carlos
González Lobo, Marisol Laja y algunos yo, si hacemos un recuento rápido: aquí exhumamos
las revistas Tolteca (1932) y The New Architecture in Mexico (1937),
pero después hay un gran vacío en el tema arquitectónico de Juan O’Gorman, a
excepción de un folletito que publicó José Villagrán -en 1952-, por encargo de Enrique
Yáñez para la exposición: “50 años de arquitectura en México”, en la
conferencia, Villagrán dedicó dos páginas a O’Gorman, él publicó su
autobiografía en 1972, y una década después, la Dirección de Arquitectura del
INBA promovió los Cuadernos de O’Gorman
(1982).
MC.- ¿Qué libros podrían
reeditarse?
VJ.-
Los editores de RM tienen la intención de hacer un libro gemelo dedicado a las
casas de Diego Rivera y Frida Kahlo, tenemos las fotografías de Arturo Osorno
durante la restauración de las tres casas, seríamos los tres coautores: Xavier,
Toyo Ito y yo. En 2007 la UNAM reeditó la autobiografía de O’Gorman y se agotó
en un año, habrá que hablar con la UNAM para reimprimir la autobiografía.
MC.- Durante la
restauración de la casa encontraron un mural desconocido, ¿qué significó el
hallazgo?, ¿qué tan deteriorado estaba el mural de O’Gorman?
VJ.-
Sabía que había pintado un mural en el comedor, pero al vender la casa, los
nuevos propietarios cubrieron la pared, cuando el Instituto Nacional de Bellas
Artes recuperó la casa se veía una pared normal. Un momento de la restauración
consistió en quitar con cuidado las capas de pintura para ver qué colores había
detrás, durante esa etapa encontramos que el acabado de la pared era de yeso
pero mirando para arriba había otro material, entonces comenté con los
restauradores del INBA: “puede ser que aquí esté el mural”, sabíamos que al
vender la casa en 1968, O’Gorman retiró la capa pictórica de forma controlada,
desconocíamos si había vestigios del mural, o se llevó el 100%. Al quitar la
capa aparecía lo que técnicamente se llama “sinopia” –el dibujo a tamaño natural
de la escena que va a pintar y retocar con el pincel-, había sobrevivido la
sinopia, era muy importante recuperarla. O’Gorman se llevó el mural y lo montó
en un bastidor para venderlo a un coleccionista, quien a su vez lo vendió al
Banco Nacional de México (BANAMEX), habría que preguntarles si lo donarán,
sería recibido con aplausos (risas).
MC.- Una vez restaurada
la Casa O’Gorman de 1929, ¿cómo funcionará?, ¿habrá exposiciones temporales o
permanentes?
XG.-
Ambas cosas. La casa se entregó restaurada a principios de 2013, colinda con
las casas de Diego y Frida, se puede pasar de una a otra. La intención es que
la arquitectura misma sea el objeto a exhibir, se han organizado visitas a las
tres casas, los espacios quedaron ampliados y abiertos al público, se han
realizado presentaciones y conferencias en la terraza de la planta baja.
MC.- ¿Dónde está el
archivo y la biblioteca privada de O’Gorman?
XG.-
Juan estaba casado con una norteamericana y aprovechó que ella no estaba en
México cuando se suicidó, habían adoptado a una hija –tampoco vive en México-,
Juan pintó a su hija en un mural: “El crédito transforma a México”, es la niña
que aparece retratada a la derecha del mural. Pero aunado el suicidio con la
relación de la familia O’Gorman, Juan tuvo fricciones y alejamientos con su
hermano Edmundo, todo esto hizo que los papeles de su archivo se perdieran,
recuerdo que después del suicidio de O’Gorman aparecieron dibujos en una
galería de la calle Manuel M. Ponce, en el mercado de la Lagunilla yo llegué a
comprar libros de la biblioteca particular de O’Gorman. Hubo una dispersión de
sus cosas, su sobrino se llevó algunos documentos y fotografías a Querétaro y
muy generosamente, en 2005, nos permitió revisar su colección.
VJ.-
Federico de la Mora me dijo: “yo tengo una cantidad importante de dibujos”,
vendió las perspectivas a la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), lo que
no quiso comprar la UAM fue la sección de arquitectura, me ofreció el material
y le dije: “no sé qué sea, pero lo compramos en el INBA, ¿cuánto cuesta?”, de
lo contrario, se dispersaría, el acervo no tenía valor artístico, pero el valor
documental era increíble. Otra parte del archivo la tenía Vaquero, ¿te
acuerdas?, tenía una galería, Vaquero regaló al INBA las perspectivas a lápiz
de las casas de Diego y Frida: el estudio, de frente y detrás de las casas;
pero vendió parte del archivo. En ese tipo de herencias, sin herederos directos,
hay un poquito de saqueo, nadie te da información clara, tienes que reconstruir
la historia por conjeturas.
XG.-
La familia quería cerrar el capítulo del suicidio, recuerdo que en 1986, Alicia
Sánchez y yo ayudábamos al viejo Carlos Mérida a organizar su archivo y de
repente, un día comenzaron a aparecer dibujos y bocetos de O’Gorman. Hubo un mercadeo
muy raro con sus archivos. En conclusión: está disperso y habría que hacer un
trabajo de rompecabezas.
MC.- ¿Cuál es el
antecedente de los mosaicos de la Biblioteca Central de la UNAM?
VJ.-
Cuando comienza la construcción de Ciudad Universitaria le encargan la
biblioteca, Juan está terminando de hacer el Anahuacalli, ahí estuvo
experimentando con Diego Rivera la idea de hacer murales con piedras, hizo un
experimento en la casa de
Conlon Nancarrow, un músico gringo comunista –en la Avenida Las Águilas-, con la experiencia
del Anahuacalli aprendió a pintar con piedras.
MC.- Juan O’Gorman
trabajó un mural de piedras en Santiago, con la artista chilena María Martner,
en dos meses será declarado Monumento Nacional, junto a los murales de Martner
en Valparaíso y Chillán. ¿Cuál sería el conducto institucional para informal al
INBA sobre el trabajo “chileno” de O’Gorman?
XG.-
Desde que tú nos comentas este punto has llamado la atención del INBA, ya lo
anoté en mi disco duro. Hay algunos proyectos con Chile, se firmarán convenios
durante la visita de la presidenta Bachelet, pero todavía no puedo darte los
detalles. La vinculación de la cultura chilena con México es muy estrecha,
estamos viendo algunas cosas con los chilenos. De modo que ahora que comentas
el proyecto del Decreto de Monumento Nacional para una obra de O’Gorman en
Chile estaremos muy pendientes y preguntaremos los detalles a la delegación
chilena, estamos dispuestos a colaborar porque este tipo de experiencias fuera
del país se nos escapan, igual que los chilenos saben muy poco de la vida de
Pablo Neruda en México, es todo un descubrimiento para los chilenos, igual
nosotros necesitamos tener información de los mexicanos en Chile. Te agradezco
el dato, hace años conocí al arquitecto Carlos Martner, durante su exilio
trabajó en la UAM-Xochimilco, pero no sabía que su hermana hizo un mural de
piedras con Juan O’Gorman en Santiago de Chile.
MC.- Finalmente, ¿hablarán
con Bachelet sobre la posibilidad de llevar a Chile la colección Carrillo Gil
que debió inaugurarse en 1973?
XG.-
Sí, será un tema de la agenda, pero no podríamos llevar a Chile toda la
exposición del Museo Carrillo Gil que estuvo montada en Santiago de Chile (septiembre
de 1973), sólo podría exhibirse una selección de las pinturas de Diego Rivera,
José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Pronto habrá noticias, como te
dije, no puedo darte más detalles.