En
el 111 cumpleaños de Neruda
Por
Mario Casasús/La Jornada Morelos
El
poeta Pablo Neruda cumplirá 111 años el 12 de julio, “¡Viva la fiesta!”
escribió Carlos Rozas Larraín en una cueca: “Se está armando la fiesta/ cerca
del mar;/ y en la casa de Pablo/ se oye cantar/Ahora cantan las olas y las vigüelas/
Replican las espumas/ las espuelas”. Las coplas datan de 1959, el autor dibujó
el emblemático mapa de Isla Negra, ahora la música y las imágenes emergen
en las “Páginas sueltas” de una reedición española.
El
investigador literario Gunther Castanedo Pfeiffer dirige la colección “Páginas
sueltas”, adscrita al programa “Neruda en Santander”, son carpetas temáticas
para abordar innovadoras perspectivas biográficas de Neruda, el fascículo
número 6 está dedicado a Carlos Rozas Larraín (1901-1970), ingeniero y literato
chileno, compositor de “La cueca de despedida” y “Viva la fiesta”. Para
entender el contexto regional de los amigos y artistas que frecuentaban a Pablo
Neruda en Isla Negra, entre las “Páginas sueltas” destaca la entrevista a Laura
González-Vera, hija de José Santos González-Vera (entrañable amigo de Neruda y
coleccionista de piedras), Laura interpreta el encriptado glosario poético de
la cueca, lo descifra literalmente al final de la entrevista, incluye una lista
de todos los personajes que aparecen con pseudónimos, con nombre y apellido. En
las fotografías de Neruda en Isla Negra, junto a Mario Vargas Llosa y su esposa
Patricia, Ernesto Sábato, Juan Rulfo, Jorge y Pilar Edwards, también está el
matrimonio González-Vera.
Una
década después de las cuecas de Carlos Rozas Larraín, en 1969, durante un
cumpleaños en Isla Negra, Neruda retomó la idea, escribió un poema con los
amigos que compartieron la fiesta. Los manuscritos en tinta verde están ilustrados
con las fotografías de Sara Facio en el libro: “Mi casa allí entre las rocas” (1973).
La entrevista de Enrique Robertson con Laura González-Vera revela la atmósfera
creativa del poeta, coleccionista de mascarones, caracoles y piedras, Neruda
vivía obsesionado por las piedras, desde las monumentales “Alturas de Machu
Picchu” a las insignificantes piedras para los murales, precisamente José
Santos González-Vera recorría la Isla Negra en búsqueda de ágatas y “rocas
litorales”.
El
poeta chileno encargaba a la artista María Martner los murales interiores para
Isla Negra, la belleza de sus diseños inspiraron el poema Piedras para María: “Piedras de honor para su laberinto!/ Ella, como una araña/ de piedra transparente,/ tejerá
su bordado,/ hará de piedra pura
su bandera,/ fabricará con piedras plateadas/ la estructura del día,/ con piedras azufradas/ la raíz de un relámpago perdido…” (La
piedras de Chile, 1961). La piedrecista Martner trabajó con el arquitecto
mexicano Juan O’Gorman el mural Tupahue en Santiago de Chile. Las paredes de
piedra hablan.
No
todo era una fiesta en Isla Negra, el 11 de septiembre de 1973 la casa de
Neruda cerró sus puertas, los militares destruyeron el Palacio Presidencial de La
Moneda piedra sobre piedra, y catearon la casa del poeta, buscaron supuestas
armas y a cualquier amigo clandestino hasta debajo de las piedras. Pablo Neruda
murió el 23 de septiembre, un par de días después lo sepultaron en el mausoleo
de la familia Dittborn, la esposa de Carlos Rozas Larraín era Adriana Dittborn.
Al mirar de cerca una piedra parece insignificante, pero en su conjunto las
piedras edifican monumentos y obras de arte, es el mismo caso de las “Páginas
sueltas”, podrían no tener demasiado significado, pero si las estudiamos dentro
de una colección, apreciaremos una cueca, una fiesta o los simbolismos de un
poema. Espero que en el próximo cumpleaños de Neruda las “Páginas sueltas”
vengan también en plataformas digitales para los lectores de Latinoamérica.