sábado, 2 de mayo de 2015

Nereoteca

Nereo López: “La luz cambia de color con la edad del día”
Por Mario Casasús*

Oaxaca.- En entrevista con +Claro, el fotógrafo colombiano Nereo López (1920), recuerda su amistad con Gabriel García Márquez: “En Barranquilla había un lugar llamado La Cueva donde se reunían los pescadores y cazadores, no era un bar intelectual como ahora, de vez en cuando asistía Gabito –cuando él trabajaba como redactor en Bogotá-, lógicamente había contacto con los compañeros del diario El Espectador, de vez en cuando Gabito nos visitaba en La Cueva”. Décadas después, el 8 de diciembre de 1982, Nereo López retrató la solemne ceremonia del Nobel de Literatura: “El Ministerio de Cultura de Colombia quería un registro de la ceremonia del Nobel que recibió Gabito, no había plata para pagarme, sólo me dieron el boleto de avión y el hospedaje. Acepté por la importancia histórica del Premio Nobel y por mi amistad con Gabito, tengo todo el registro del viaje a Estocolmo”. El 17 de abril se cumplirá el primer aniversario luctuoso de García Márquez.

A punto de cumplir 95 años, Nereo López donó parte de su archivo a la Biblioteca Nacional de Colombia, es una leyenda de América Latina detrás de la lente, en la actualidad piensa escribir sus memorias y publicar su fototeca, bautizada coloquialmente: Nereoteca. Para dejar todo +Claro hace un recuento de su bibliografía, su primer libro fue publicado en la década de 1960: “El libro de los oficios infantiles, el escritor Jaime Paredes tenía varios textos sobre los diferentes oficios infantiles, en el periódico El Tiempo le aconsejaron que me buscara para trabajar juntos el proyecto. Después resolvimos hacer otro libro –en 1965- con una idea mía: Los que esperan y su imagen, yo tomé las fotos y Jaime Paredes escribió los textos. Años después hice un libro mal impreso: Colombia. Historia y etapas; después hay otros que no recuerdo bien, hasta llegar a una edición bilingüe: Imágenes de medio siglo (2009), con una impresión impecable. Ahora están haciendo otro libro con diferentes temas, lo bauticé: Nereoteca”. Nostalgia, fotografías y su gran sentido del humor emergen entre las palabras de esta entrevista con +Claro.

-Nereo, ¿para ser fotógrafo se necesita sensibilidad, perfeccionar la técnica, y un poco de suerte para capturar una imagen con mensaje?
- No creo en la suerte, la suerte le llega a todo mundo. Creo en aprovechar la oportunidad, a veces pienso: “¿por qué no tomé esta foto?, tuve la oportunidad y la desaproveché”. Vivo feliz con mi oficio, a medida que he logrado el éxito me invitan a diferentes países para exponer, tomar fotografías o dar talleres. No es cuestión de suerte.

- ¿En cuántos países ha expuesto sus fotografías?
- En América y Europa, conocí todos los países comunistas de Europa con mis exposiciones, desde Leningrado hasta el Peñón de Gibraltar, era joven y activo. En 94 años he visto mucho, no he visto todo, pero he visto bastante: lugares, situaciones y personas.

- ¿Cómo organiza sus carpetas y negativos fotográficos?
- Soy muy ordenado, cada material lo reviso, lo que está repetido y lo que no sirve lo desecho; lo que selecciono va a una carpeta con su título por país o tema, por ejemplo tengo una carpeta que se llama: “México”.

- ¿Quiénes son sus referentes fotográficos en México?
- Gabriel Figueroa era un extraordinario fotógrafo, pasó muy bien de la fotografía al cine, porque conocía los contrastes que producía la película de blanco y negro a color. Figueroa utilizaba filtros fuertes, controlaba los ultravioletas y los azules, hacía un contraste espectacular. También me gusta Juan Rulfo como fotógrafo; creo que Rulfo se dio cuenta que escribiendo no podía transmitir todo el sentimiento de México, por eso tomó fotos magníficas. Juan Rulfo primero fue escritor y después se dedicó a la fotografía con gran talento y técnica. Las imágenes dicen más que veinte mil palabras.

- ¿Tiene amigos fotógrafos en Latinoamérica?
- Conozco a uno que otro fotógrafo, no he tenido la oportunidad de hacerme amigo de mis colegas.

- En la víspera de sus 95 años, ¿escribirá sus memorias?
- He pensado en escribir mis memorias, pero soy perezoso. Una editorial me compraba el libro por anticipado y me daban la opción de que le contara mis memorias a una secretaria o a un periodista. Ahora que estoy cansado de viajar por el mundo puedo escribir con calma y le diré a una persona que lea y corrija mis manuscritos, pero cómo podría contarle a una persona lo que yo siento.

- ¿Todavía recuerda su primer acercamiento a la fotografía?
- Quedé huérfano a los 11 años, deambulé con diferentes familiares hasta que me internaron en un seminario católico. Huí del seminario, llegué con un tío que tenía una tienda de licores y frente a la tienda había un cine, por medio de un amigo del tío conocí al administrador del cine, me dijo: “necesito a un proyectador de películas para un pueblito donde nadie quiere ir”, le respondí: “si usted me entrena yo voy”, no tenía problema en ir porque era libre. Pasaba todo el día solo en la sala, veía la misma película cientos de veces. Miguel Arenas se llamaba el amigo de mi tío, tiempo después construyó una sala de barrio pero nombró a otra persona como operador del proyector, le reclamé al señor Arenas y me dijo: “no sea pendejo, usted será el administrador del cine”. Sin darme cuenta, en el cine practicaba lo mismo que hago con la fotografía, me apasionaron las imágenes y la disciplina del oficio.  

- ¿Cuál fue su primer trabajo fotográfico?
- Espera. Del cine de barrio me enviaron a una zona petrolera en Colombia, a Barrancabermeja llegué como gerente general del cine, ya era aficionado a la fotografía, mi afición nació de tanto ver cine, en Barrancabermeja aprendí quién era Gabriel Figueroa. Quise hacer cine, pero el cine es una cuestión de conjunto, no hubo oportunidad y me volví un aficionado serio a la fotografía; soy un desorbitado: llegué a comprar 14 cámaras, todo lo que ganaba en el cine lo invertía en equipo y películas para revelar mis propias fotos, en Barrancabermeja monté mi primer estudio fotográfico.

- ¿Quién publicó su primera fotografía?
- Mi amigo Manuel Zapata Olivella llegó a Barrancabermeja, era un escritor, antropólogo y médico afrocolombiano. Vio mis fotografías sobre el escritorio del cine, y decidió enviar mi material gráfico a la revista Cromos, publicaron un reportaje sobre los obreros petroleros de Barrancabermeja con mis fotos, todavía guardo el ejemplar de la revista. Ahí comenzó mi carrera como fotógrafo aficionado.

- ¿Cómo saltó del periodismo esporádico al primer trabajo gráfico en forma?
-  Ante la huelga de los obreros petroleros hubo violencia y represión de la policía, llegó un periodista de El Espectador y me contrataron como corresponsal gráfico, pero por la violencia cerraron el cine y tuve que irme de Barrancabermeja.  

- ¿Qué detalles recuerda de su nueva corresponsalía en el periódico El Espectador?
- Fui corresponsal gráfico de El Espectador en Barranquilla durante cinco años, por mi condición de periodista era fácil conocer a todo mundo, había un lugar llamado La Cueva donde se reunían los pescadores y cazadores, no era un bar intelectual como ahora, de vez en cuando asistía Gabito –cuando él trabajaba como redactor en Bogotá-, lógicamente había contacto con los compañeros del diario, cuando los reporteros querían fotos para una crónica me buscaban, de vez en cuando Gabito nos visitaba en La Cueva, ahí conocí al artista plástico Alejandro Obregón y a través de él conocí a todos los intelectuales del Grupo Barranquilla, recuerdo con cariño a los escritores Germán Vargas y Alfonso Fuenmayor. Tengo un proyecto que se llamó “La Cueva”. Desafortunadamente el periodista Heriberto Fiorillo me estafó, metió el retrato de otro fotógrafo en mi libro. El 99% de las fotografías del libro son mías, sin embargo Heriberto se apropió del trabajo, dijo que la idea era de él, cuando lanzó el libro en Colombia ni siquiera me invitó a la presentación.

- ¿El escritor Álvaro Mutis formaba parte del Grupo de Barranquilla?, ¿cuándo conoció al Gaviero?
- Lo conocí a través del departamento fotográfico de la revista Cromos, Álvaro Mutis trabajó algunos reportajes para la revista y utilizó mis imágenes, a partir de mi colaboración fotográfica nos hicimos amigos.

- ¿Qué periódico lo envió a retratar la ceremonia del Premio Nobel que recibió García Márquez?
- El Ministerio de Cultura de Colombia quería un registro de la ceremonia del Nobel que recibió Gabito, no había plata para pagarme, sólo me dieron el boleto de avión y el hospedaje. Acepté por la importancia histórica del Premio Nobel y por mi amistad con Gabito, tengo todo el registro del viaje a Estocolmo, desde la llegada de la delegación colombiana al aeropuerto cuando tramitamos las visas en Suecia, hasta que se proclamó el Nobel, tengo todo el material gráfico.

- ¿Quién conservará su archivo?
- La Biblioteca Nacional de Colombia, doné una parte de mi archivo, ellos me pagaron unos pesos para tener mi archivo en custodia, mis fotografías están más seguras en la Biblioteca Nacional que en mi casa. También le regalé a la Biblioteca Nacional mi colección de 1,500 libros de fotografía que compré alrededor del mundo.

- ¿Qué fotografías dejó fuera del archivo de la Biblioteca Nacional?
- Tengo las fotografías de 120 mujeres desnudas, ese archivo no lo pasé, ¿quién consultaría mis desnudos en una biblioteca?, sólo los jóvenes estudiantes querrían verlas, debí incluir esas fotos de mujeres desnudas, entonces sería muy consultado mi archivo en la biblioteca (risas).

- ¿Cuántos libros fotográficos ha publicado?
- El primero se llamó: El libro de los oficios infantiles, el escritor Jaime Paredes tenía varios textos sobre los diferentes oficios infantiles, en el periódico El Tiempo le aconsejaron que me buscara para trabajar juntos el proyecto. Después resolvimos hacer otro libro –en 1965- con una idea mía: Los que esperan y su imagen, yo tomé las fotos y Jaime Paredes escribió los textos. Años después hice un libro mal impreso: Colombia. Historia y etapas; después hay otros que no recuerdo bien, hasta llegar a una edición bilingüe: Imágenes de medio siglo (2009), con una impresión impecable. Ahora están haciendo otro libro con diferentes temas, lo bauticé: Nereoteca.

- ¿Cómo ve el papel de las editoriales fotográficas en Latinoamérica?
- Hacer este tipo de libros es muy caro, por ejemplo el libro que están diseñando sobre mi trayectoria no lo imprimirán en Colombia, sino en España, sale más barato. Argentina y México son los dos países que tienen las mejores editoriales fotográficas, Colombia apenas quiere dar sus primeros pasos, antes no había mercado, ahora es muy costoso imprimir libros de fotografías en Colombia.

- Finalmente, ¿cuál sería su consejo para los jóvenes fotógrafos?

- La mejor clase de fotografía es la imagen, lean las revistas especializadas; a los aficionados les digo: estudien las fotos, incluso vean las revistas de viajes. Estudien el color y la posición de la luz, la luz cambia de color con la edad del día, la luz perfecta es la del medio día por su longitud de onda, la luz de la tarde es roja porque se apaga en la atmósfera, la luz se mide como la temperatura. Antes de la era digital uno utilizaba cierto tipo de película para fotografiar la luz artificial y otra película para la luz natural, ahora con la computadora puedes arreglarlo todo, antes hacías algunos cambios en el cuarto oscuro, ahora puedes alterar y manipular la foto en tu computadora; tu ordenador se convirtió en tu nuevo cuarto oscuro. Cuando conoces tu oficio lo disfrutas, y la cámara es tu mejor herramienta.

*Edición impresa de la revista +Claro (abril/2015)