Carlos
Barreto: “Los hermanos Sotelo Inclán hicieron de las suyas, se fueron sobre lo
que tenía don Jesús”
Por
Mario Casasús
Cuautla.-
En entrevista con Resumen Latinoamericano,
Carlos Barreto Mark (1939), antropólogo y director del Museo Casa de Morelos,
recuerda su amistad con el historiador Jesús Sotelo Inclán (1913-1989). “Publiqué
el obituario en memoria de don Jesús el 15 de octubre de 1989, mencioné su
intención de fundar una biblioteca especializada, me dijo: ‘Con su material y
con el mío, ¿por qué no armamos una biblioteca sobre el Estado de Morelos en
general y sobre Cuautla en particular?’, le respondí: ‘claro, en eso quedamos’.
También había acordado colaborar en el suplemento Tamoanchán, el primer texto
que publicó don Jesús fue: Nueva réplica
por Emiliano Zapata, salió en el número especial con el obituario”. Sotelo
Inclán impartió su última conferencia el 25 de septiembre de 1989 en Cuautla y
Yautepec, murió el 3 de octubre después de sufrir un accidente automovilístico
de camino a Guanajuato.
Después
de la muerte de Jesús Sotelo Inclán, su hermano Guillermo vendió los Documentos
Primordiales de Anenecuilco al presidente Carlos Salinas por 9 millones de
pesos en 1991. Presentaron el saqueo como una “desinteresada donación”. Los
Documentos Primordiales fueron entregados por el consejo de ancianos a Emiliano
Zapata Salazar en 1909, después quedaron en resguardo de su primo Chico Franco
Salazar, finalmente él se los facilitó a Jesús Sotelo Inclán para la
investigación Raíz y razón de Zapata
(1943). El antropólogo Carlos Barreto denuncia la rapiña de Guillermo Sotelo
Inclán: “Los hermanos se fueron sobre lo que tenía don Jesús, por el propio
testimonio de Alfonso Inclán, él pescó lo que pudo, los que hicieron de las
suyas fueron los hermanos, dicho por Alfonso”. El sobrino lejano tampoco se
salva: “(el libro de Alfonso Inclán) es un vil fúsil” (plagio), conozco el
estilo de escribir de don Jesús, pocas cosas son originales de Alfonso, ni las
fotos son originales de él”.
MC.- Carlos, ¿cuándo
conociste a Jesús Sotelo Inclán?
CB.-
Lo conocí el día que vino a dar una conferencia en el Palacio Municipal de
Cuautla, no recuerdo quién lo invitó –imagino que el ayuntamiento de aquella
época-, dentro de las celebraciones que organizan por el Sitio de Cuautla. En
su conferencia abordó la historia de José María Morelos -era otro de los
personajes que le apasionaban a Sotelo Inclán-, al término de la exposición
todo el mundo se fue, pero yo me acerqué para decirle: “oiga don Jesús, soy antropólogo,
estamos tratando de recuperar la memoria histórica de Cuautla, sé que usted ha
investigado a José María Morelos y Emiliano Zapata” –en el primer encuentro no
sabía del amor que tenía por Ignacio M. Altamirano-, don Jesús me preguntó:
“¿usted cómo se llama?, ¿dónde trabaja”, le expliqué que trabajaba en el INAH,
entonces me dijo: “vamos a establecer un contacto, vamos a intercambiar
información de lo que usted tenga, porque sé que usted sigue mi obra, pero le
falta un personaje: Ignacio Manuel Altamirano, dejó una honda huella en
Cuautla, hay muchas cosas por rescatar, yo lo invito para que usted me
acompañe, yo le voy a pasar información y cada vez que esté en Morelos
conversamos y vamos intercambiando datos”.
MC.- ¿Con qué frecuencia
visitaba Morelos?
CB.-
Visitaba Anenecuilco en cada cumpleaños de Emiliano Zapata. Durante un viaje a
Cuautla recuerdo que le regalé el suplemento “Tamoanchán” -un número dedicado a
la fundación del Estado de Morelos-. Don Jesús cumplió su palabra, en cada
natalicio de Zapata pasaba a visitarme al Museo Casa de Morelos, me buscaba
para conversar y nos íbamos a desayunar, una vez me dijo: “¿usted no va al evento
oficial del natalicio de Zapata?”, le respondí: “no, eso se lo dejo a los
políticos, no me gusta la política oficial”, don Jesús me advirtió: “no le
gusta la política pero lo van a meter al presídium, se acuerda de mí”.
MC.- ¿Podrías precisar
cuándo fue tu primera conversación con Sotelo Inclán?
CB.-
Debió ser en la década de 1970, no recuerdo el año exacto.
MC.- Don Jesús reeditó
“Raíz y razón de Zapata” en 1970.
CB.-
Después me traía ejemplares de la reedición de “Raíz y razón de Zapata” para
que los vendiera en Cuautla y Cuernavaca.
MC.- Don Jesús era muy
generoso, la semana pasada me hablaste de los regalos que te hizo, ¿cuántos
obsequios conservas?
CB.-
Me regaló varias cosas: el libro “La bola suriana” de Celedonio Serrano
–autografiado por don Jesús-, las fotocopias del libro “Historia del vandalismo
en Morelos” de Lamberto Popoca. Don Jesús me dijo: “no puedo regalarle un
ejemplar porque es un libro muy raro de 1913, yo no quiero a este señor Popoca,
aunque es un libro antizapatista yo creo que usted viene de otra escuela y será
más objetivo, seguramente le van a servir las fotocopias”; por cierto, Carlos
Barreto Zamudio –mi hijo- reeditó el libro de Lamberto Popoca en 2014. También
me regaló el póster que viste del “Ingreso de Documentos del Archivo
Altamirano-Casasús al Archivo Genaro Estrada”, una vez fui a dar una
conferencia al Monte de Piedad, don Jesús me invitó pero traía prisa, se
despidió amablemente y prometió contarme porqué se iba tan apurado, me dejó el
póster autografiado –don Jesús sería uno de los oradores en la Secretaría de
Relaciones Exteriores, con Catalina Sierra Casasús y Gastón García Cantú-. Don
Jesús tenía sus detalles conmigo, por supuesto intercambiamos muchos
materiales, había un diálogo constante, a veces me hablaba por teléfono desde
la Ciudad de México.
MC.- Entre el diálogo y
la complicidad de historiadores, tú le ofreciste a don Jesús presentarlo con mi
mamá –bisnieta de Ignacio Manuel Altamirano-, sin saber a ciencia cierta lo que
encontrarían. ¿Cómo reaccionaron ante el hallazgo para el Epistolario que
preparaba don Jesús en 1988?
CB.-
Fuimos un día a tu quinta, tus papás nos invitaron a comer, en la conversación
tu mamá dijo: “tengo algunos documentos originales de Ignacio Manuel Altamirano
y Joaquín Casasús”. Don Jesús estaba muy emocionado, se quedó con el ojo
cuadrado, siguió rascando: “¿no habrá otra cosa?”, tu mamá le dijo: “tenemos un
cuadro de la esposa de Joaquín Casasús, pero está deteriorado, no vale la pena
que usted lo vea”, don Jesús insistió en ver la pintura, dijo: “acompáñame
Barreto”, al ver el retrato exclamó: “¿no es la hija adoptiva de Ignacio Manuel
Altamirano”, tu mamá afirmó: “sí, es Catalina Altamirano de Casasús”. Don Jesús
me comprometió en tu casa: “¿Barreto, ¿no habrá la oportunidad de que el INAH
restaure esta pintura, aprovechando el viaje que usted trabaja en el INAH?”, le
respondí: “voy a preguntar”, así salió la exposición Los otros amores de Altamirano (1998), no recuerdo si don Jesús vio
la pintura restaurada, a cada rato me hablaba por teléfono para preguntarme en
qué iba el proceso de restauración, yo le decía: “el cuadro entró al INAH, pero
se van a tardar, usted sabe que los restauradores trabajan a paso de una tortuga”.
Lamentablemente don Jesús no pudo inaugurar la exposición porque murió en 1989,
después nos enfrascamos en la restauración del cuadro y en la investigación
biográfica de Catalina Altamirano de Casasús, fuimos posponiendo la exposición
hasta que la abrimos al público en 1998.
MC.- Catalina Altamirano
escribió: “Mi padre estuvo en Cuautla durante su juventud y ahí fue donde
comenzó a escribir sus ensayos literarios” (carta de agosto de 1931, en “El
exilio”, de Carlos Tello Díaz). Don Jesús nunca leyó esta carta, ni la “Oración
cívica” porque los dos documentos se publicaron en 1993, él aseguraba que
Altamirano vivió un año en Yautepec.
CB.-
Altamirano vivió en Cuautla entre 1853 y 1855, trabajaba en la Hacienda de
Santa Inés, Luis Rovalo mantenía al joven profesor Altamirano, hay varias
cartas de Altamirano con referencias a Santa Inés. Tengo la firme idea: No es
cierto que Altamirano vivió en Yautepec, era una leyenda que corría a voces en
Morelos, don Jesús retomó la leyenda, pero creo que se confundieron, Altamirano
durmió en una casa del centro de Yautepec en 1866 durante la persecución de las
tropas de Maximiliano de Habsburgo, no en 1853, la supuesta casa de Altamirano
en el centro de Yautepec son especulaciones sin fundamento.
MC.- ¿Don Jesús te
comentó que escribía el libro Raíz y razón de Altamirano?
CB.-
No, lo que sí me comentó es que había adaptado una obra de teatro sobre la
narrativa de Altamirano.
MC.- Adaptó dos obras de
teatro: “Antonia” y “Navidad en las montañas”. En 2015 hablamos sobre la
búsqueda de la obra de teatro que escribió Altamirano: “Morelos en Cuautla”,
¿dónde había ubicado el manuscrito don Jesús?
CB.-
Me platicó que tenía ubicado el libreto en Tixtla, quería montar la obra de
Altamirano en Cuautla, pero ya le pesaba la edad para ir a Tixtla y recuperar
el manuscrito, me dijo: “no voy a embarcarme en el rollo de buscar la obra de
teatro y montarla, Barreto usted está joven y me ayudará”, en 1989 yo estaba
más joven que ahora (risas).
MC.- Por teléfono me decías
que conociste a Concepción Jiménez Alarcón en Guerrero, ¿acompañaste a don
Jesús hasta Tixtla?
CB.-
No, la maestra Concepción Jiménez Alarcón me invitó -por intermedio de don
Jesús- a un encuentro de corridistas en Tixtla, allá conocí a Conchita, su
hermana Julia era la alcaldesa de Tixtla.
MC.- Don Jesús impartió
su última conferencia en Cuautla y Yautepec (septiembre de 1989), ¿cómo surgió
la idea de traerlo a Cuautla y llevarlo a Yautepec?
CB.-
Son los imponderables de la vida, nunca pensamos que era su última visita. Don
Jesús me dijo que hablaría de Altamirano en Morelos, pero terminó hablando de
la familia Rovalo –los hacendados de Santa Inés que protegieron a Ignacio
Altamirano-, impartió la misma conferencia en Yautepec, yo lo llevé, esa fue la
última vez que vi a don Jesús –el 25 de septiembre de 1989-, días después se
accidentó en la carretera y murió el 3 de octubre de 1989.
MC.- ¿Quién te informó
que Sotelo Inclán sufrió un accidente automovilístico?
CB.-
Alguien me habló desde el ayuntamiento: “¿sabes que don Jesús sufrió un grave
accidente?”, estoy seguro que Tadeo Espinosa me habló por teléfono. Cuando fui
a visitarlo al hospital me informaron que ya lo habían sepultado.
MC.- De inmediato
escribiste un hermoso obituario en el suplemento “Tamoanchán”, ¿qué datos
destacarías de tu homenaje póstumo a Jesús Sotelo Inclán?
CB.-
Publiqué el obituario en memoria de don Jesús el 15 de octubre de 1989,
mencioné su intención de fundar una biblioteca especializada, me dijo: “Con su
material y con el mío, ¿por qué no armamos una biblioteca sobre el Estado de
Morelos en general y sobre Cuautla en particular?”, le respondí: “claro, en eso
quedamos”. También había acordado colaborar en el suplemento Tamoanchán, el
primer texto que publicó don Jesús fue: “Nueva réplica por Emiliano Zapata”,
salió en el número especial con el obituario.
MC.- Al morir don Jesús,
su hermano Guillermo vendió los Documentos Primordiales de Anenecuilco a Carlos
Salinas, ¿fuiste a la ceremonia de la “desinteresada donación” al Museo de
Zapata?
CB.-
Tú bien sabes que yo no le entro a esos actos politiquillos. Los hermanos se
fueron sobre lo que tenía don Jesús, por el propio testimonio de Alfonso
Inclán, él pescó lo que pudo, los que hicieron de las suyas fueron los
hermanos, dicho por Alfonso.
MC.- Después del saqueo
de Guillermo Sotelo Inclán, su sobrino Alfonso Inclán acaparó la rapiña,
¿leíste su “presunto” libro de Testimonios zapatistas?
CB.-
Aquí lo tengo, se está deshaciendo. El comentario es que para mí: “es un vil
fúsil” (plagio), conozco el estilo de escribir de don Jesús, pocas cosas son
originales de Alfonso, ni las fotos son originales de él.
MC.- Finalmente, el 3 de
octubre de 2019 será el 30 aniversario luctuoso de Sotelo Inclán, ¿cómo piensas
conmemorarlo?
CB.-
Si podemos armamos una mesa redonda en el Museo Casa de Morelos, y si de esa
mesa podemos sacar un folleto ya la hicimos, porque nos ganaron los tiempos con
el centenario luctuoso de Emiliano Zapata -el 10 de abril de 2019-, tenemos un
margen chiquito para conmemorar el aniversario luctuoso de don Jesús en octubre
de 2019.