Eladia
Lozano: “Era secretaria de Neruda, transcribí sus conferencias y cartas en
México”
Por
Mario Casasús/Clarín de Chile
Ciudad
de México.- En entrevista exclusiva con Clarín.cl
Eladia Lozano (1921), secretaria del Comisariado general de guerra en Aragón y
secretaria de Pablo Neruda en México DF, recuerda los viajes que hicieron junto
a su esposo Enrique de los Ríos, el poeta chileno y Delia del Carril: “Cuando
se enteraron de nuestra luna de miel, ellos decidieron ir a Europa con
nosotros. Fuimos en el mismo barco desde México a Cuba y Francia, en La Habana
nos recibió Nicolás Guillén. Pablo y Delia siguieron su camino a Italia y
nosotros nos quedamos en Francia. En París nos recibió una diplomática mexicana
de apellido Quintanilla –pariente de Antonio Quintanilla-, después vimos a
Picasso acompañados de Neruda y La Hormiguita. Enrique y yo visitamos a Octavio
Paz en la Embajada de México en París, se enojó al saber que viajamos a Europa
con Neruda, estaban peleados”. Pablo Neruda, Antonio Quintanilla, Wenceslao
Roces y José Ignacio Mantecón fueron los testigos de la boda de Eladia Lozano y
Enrique de los Ríos en junio de 1950.
MC.- Neruda fue testigo
de su boda con Enrique de los Ríos, ¿cuándo conoció al poeta chileno?
EL.-
Neruda vivía en un departamento de la Avenida Veracruz, en casa de un muchacho
que llamábamos Ernestico García Sánchez, este muchacho vivía solo y le prestó
su departamento a Neruda porque pasaba malas condiciones en México. Yo había
ido al mismo edificio de la Avenida Veracruz para saludar a José Ignacio
Mantecón y su esposa. Conocí a Mantecón en España, él fue gobernador de la
provincia de Aragón y yo fui secretaria del Comisariado general de guerra en
Aragón. Cuando terminaba mi visita, en la puerta del edificio mencionaron:
“¿quieres conocer a Pablo Neruda?”, les respondí: “me gustaría mucho”. Fuimos a
saludarlo, eran vecinos, y me di cuenta que con frecuencia sonaba el teléfono
para pedirle discursos, conferencias para los universitarios y mensajes políticos
para los sindicatos, Neruda se quejaba: “no tengo a quién dictarle”. Entonces
se me ocurrió: “si vengo un momento después del trabajo y Neruda me dicta los
discursos que tenga pendientes, al día siguiente, en mi oficina, puedo traducir
la taquimecanografía del dictado”. Pablo estaba todo el día en una cama con la
pierna en alto por la flebitis, recuerdo que dijo: “Mijita me has salvado la
vida”.
MC.- ¿Tomó el dictado de
algún poema del “Canto general”?
EL.-
No, era su secretaria para cuestiones académicas y personales, tomaba el
dictado de las cartas de Neruda y de sus conferencias.
MC.- ¿Asistió a la
presentación del “Canto general” en casa de Obregón Santacilia?
EL.-
Sí, Obregón Santacilia y Cervantes Ahumada eran grandes amigos de Neruda, también
lo visitaban en el departamento de la Avenida Veracruz, por supuesto me
invitaron a la presentación del “Canto general” (1950), tengo un ejemplar
dedicado para mí, porque hice muchos trabajos para Pablo.
MC.- ¿Conoció a Enrique
de los Ríos en el departamento de la Avenida Veracruz?
EL.-
Sí, Enrique visitaba a Neruda porque estaba enfermo en México. Enrique se
ofrecía a llevarme a casa después de tomar el dictado de Neruda, al poco tiempo
de conocernos me daba aventón a mi casa.
MC.- ¿Cuál fue el primer
viaje que hicieron con Pablo Neruda y Delia del Carril?
EL.-
Neruda comentó: “oiga mijita, a ver usted cómo se arregla en la oficina, pero
se tiene que venir de vacaciones conmigo una semana”. Respondí: “bueno, una
cosa es verdad: me deben chorros de semanas de vacaciones”, entre risas Neruda
dijo: “ya está, qué es eso de tener a una persona sin vacaciones, las pide
rápidamente”. En la oficina tuvieron que aceptar que me debían vacaciones y me
dieron una semana. Primero fuimos al rancho de Cervantes Ahumada, ahí Neruda me
dictó una conferencia sobre Guatemala.
MC.- ¿Se había casado
con Enrique de los Ríos antes del viaje por el sureste mexicano, con destino a
Guatemala?
EL.-
No, éramos novios. Nos casamos en junio de 1950.
MC.- ¿Qué recuerda de su
boda?
EL.-
Fue una fiesta pequeña en el departamento de Concha Mantecón, su esposo José
Ignacio trabajaba con Enrique. Los testigos de mi boda fueron: Pablo Neruda,
Antonio Quintanilla, Wenceslao Roces y José Ignacio Mantecón. Tres testigos de
mi boda vivían en el mismo edificio de la Avenida Veracruz: Pablo Neruda en el
primer piso, Wenceslao Roces en el segundo piso y José Ignacio Mantecón en el
tercer piso.
MC.- Pensé que se habían
casado en su casa de Cuernavaca, ¿cuándo terminaron de construirla?
EL.-
La casa de Cuernavaca estaba construida en 1949, pero nos casamos en la Ciudad
de México.
MC.- ¿Invitaron a Neruda
a la casa de Cuernavaca?
EL.-
La casa de Cuernavaca tenía otra casa pequeña para invitados, y durante un viaje
en automóvil dije: “¿tan juntas las dos, la casa grande y la casa chica”, se me
ocurrió esa agudeza, todos en el automóvil se rieron porque en el viaje iban
Matilde y Delia. Matilde cuidaba a Neruda y aprovechó el viaje a Guatemala.
MC.- Ahora que mencionamos
a Cuernavaca, ¿Enrique conversó sobre la agresión de los nazis en 1941?
EL.-
Claro, recuerdo la anécdota que me contó Enrique, se enredó a puñetazos con
medio mundo, dio bastantes golpes para defenderse de los nazis.
MC.- El poeta exiliado
José Herrera Petere escribió una novela sobre los nazis de Cuernavaca, ¿usted conoció
a Petere?
EL.-
Por supuesto, era un escritor que trabajaba en mi oficina de la Embajada de
Rusia. Conocí a Herrera Petere en México, pero se fue a Ginebra por un trabajo
de traductor. Petere era un intelectual en la Embajada de Rusia y yo una simple
mecanógrafa, éramos amigos, me regañó cuando fui a Europa y no lo visité en
Ginebra, pero no fuimos porque Enrique era corto de genio.
MC.- En la golpiza
contra los nazis participaron Luis Enrique Délano y su esposa, ¿los recuerda?
EL.-
Claro, Luis Enrique y su esposa vivieron una temporada con Enrique, antes de
que nos casáramos.
MC.- Usted fue amiga de
la esposa de Neruda, ¿cómo era Delia del Carril?
EL.-
Era un sol, el problema fue la diferencia de edad, Delia había envejecido y
luego llegó Matilde, pero prefiero no hablar de ella.
MC.- Hicieron otro viaje
con Neruda y Delia del Carril, ¿por qué juntaron su luna de miel con el viaje
de los Neruda a Europa?
EL.-
Cuando se enteraron de nuestra luna de miel, ellos decidieron ir a Europa con
nosotros. Fuimos en el mismo barco desde México a Cuba y Francia, en La Habana
nos recibió Nicolás Guillén. Pablo y Delia siguieron su camino a Italia y
nosotros nos quedamos en Francia. En París nos recibió una diplomática mexicana
de apellido Quintanilla –pariente de Antonio Quintanilla-, después vimos a Picasso
acompañados de Neruda y La Hormiguita. Enrique y yo visitamos a Octavio Paz en
la Embajada de México en París, se enojó al saber que viajamos a Europa con
Neruda, estaban peleados, cuando mencionamos a Neruda, Octavio Paz dijo: “aquí
se terminó la visita”.
MC.- Cardoza y Aragón
decía que Enrique de los Ríos era el mecenas de Neruda en México, ¿su esposo
pagó el viaje de los Neruda a Europa?
EL.-
Probablemente.
MC.- Después de la luna
de miel, ¿cuándo volvieron a ver a Neruda?
EL.-
Creo que en 1956. Fuimos a Chile y Neruda nos invitó a cenar a su casa de
Santiago.
MC.- ¿Cuál fue su
reacción al conocer a la nueva esposa de Neruda?
EL.-
Matilde me recibió con una cara hasta aquí, porque no le gustaba, entonces yo
la saludé medio fría.
MC.- ¿Cuándo vieron por
última vez a Matilde Urrutia?
EL.-
Durante la dictadura Matilde viajó a México para recoger los ejemplares del
“Canto general” que nosotros resguardamos a petición de Neruda. Y de paso
Matilde vino a “estirarse” (cirugía
estética), venía acompañada por la esposa de Otero Silva.
MC.- Otero Silva y
Matilde Urrutia editaron las memorias “Confieso que he vivido”, ¿conversó con
Matilde sobre la ausencia de Enrique de los Ríos en las memorias de Neruda?
EL.-
Le pregunté por qué no citaban a Enrique, ella se disculpó diciendo que las
memorias estaban inconclusas, eran apuntes y la edición fue responsabilidad de
Otero Silva. Para congraciarse con nosotros, Matilde nos regaló libros de la
biblioteca personal de Neruda.
MC.- Publicarán una
versión corregida y aumentada del libro “editado” por Matilde y Otero, ¿espera
una reivindicación ante el descuido de la viuda?
EL.-
Enrique tiene que aparecer en las memorias de Neruda.
MC.- ¿Enrique de los
Ríos escribió sus memorias?
EL.-
No. Lo único que escribió fue un diario sobre su viaje por la Unión Soviética.
MC.- Neruda regresó a
México por última vez en 1966, ¿se reunieron en Cuernavaca o en el Distrito
Federal?
EL.-
En la Ciudad de México, Neruda llegaba a nuestra casa para dormir la siesta y
yo tenía que recibir a los periodistas, les ofrecía café y galletas. Los
entretenía mientras esperaban que Neruda despertara.
MC.- Finalmente, Neruda
tenía planeado viajar a México en septiembre de 1973, pero murió por el cáncer
de próstata y la falta de medicamentos, ¿quién les dio la noticia de la muerte
del poeta?
EL.-
Nos enteramos por la televisión. Estábamos pendientes de las noticias por el
golpe de Estado, después hablamos por teléfono con Wenceslao Roces y otros
amigos, si hubo un homenaje póstumo en memoria de Neruda evidentemente
estuvimos.