Elizabeth
Cruz Madrid: “Construí mi novela retomando los cuentos clásicos y dándoles una variación”
Por
Mario Casasús
Ciudad
de México.- En entrevista con Clarín.cl
Elizabeth Cruz Madrid (1981), presenta la novela Adiós a los cuentos de hadas: “Los cuentos de hadas fueron mi
esqueleto, si se tratara de armar un edificio los cuentos serían mi estructura,
construí los capítulos de mi novela retomando ciertos cuentos clásicos y
dándoles una variación a partir de la historia de mis personajes. Me pareció
interesante retomar la historia del ‘príncipe sapo’, pero modernizándolo,
mediante una chica que tiene una identidad sexual diferente, quería jugar con
la palabra ‘sapo’ porque no existe en femenino, la historia me proponía los
significados”. Elizabeth Cruz Madrid presentó Adiós a los cuentos de hadas (Ediciones
El Naranjo, 2016) en la Feria Internacional del Libro Infantil y Juvenil
(FILIJ).
MC.- Elizabeth, ¿por qué
reinterpretaste los cuentos de hadas?
EC.-
La historia tuvo muchos detonantes, mis historias suelen ser así: una
construcción a partir de diferentes intereses; estaba leyendo el libro Psicoanálisis de los cuentos de hadas de
Bruno Bettelheim, son interesantes los simbolismos que el autor interpreta en
relación a la figura de la madrastra, yo quería reinventar los cuentos de hadas
cuando estás en tu etapa adolescente y cómo vas cambiando tu perspectiva de
cuando eras niña, me interesó la figura de la madrastra; Bruno Bettelheim
explica que “la madrastra es una forma simbólica de la madre, porque era muy
difícil decir que discutías con la madre, que la madre te castigaba o que la
madre era mala contigo, entonces transportas los traumas a la figura de una
madrastra”. Originalmente quería escribir el personaje de una mamá que fuera
vista como una madrastra, pero la historia se hizo muy complicada y regresé a
lo literal: “la madrastra simboliza las reglas que nos molestan en la
adolescencia, por la rebeldía característica de la edad”, quería que mi
personaje aprendiera a ver a su madrastra de una manera conciliadora, que se
alejara de su perspectiva infantil para ir madurando.
MC.- La madrastra no
tenía nombre propio, sabemos que se llama “Ofelia” hasta el final del libro.
Una vez que regresaste al argumento literal de los cuentos de hadas, ¿cómo
fuiste construyendo a los personajes y sus nombres?
EC.-
Me pareció muy importante la forma de nombrarla, la forma de dirigirse a ella,
cuando sentimos un distanciamiento hacia alguien creo que es difícil llamarlo
por su nombre, mientras más afectuosos somos con alguien más tenemos su nombre
presente en nuestros pensamientos, por eso “Oasis” quería sentirse lejos de su
madrastra la nombra: “ella y la otra”, era importante que al principio de la
historia fuera “ella” de una forma despersonalizada, hasta el final “Oasis”
comienza a tomar otra perspectiva de la vida.
MC.- Abordaste la
relación entre “Oasis” y “Ofelia”, pero llamó mi atención que le das un giro al
personaje del “sapo”, ¿pensaste en el apodo colombiano del soplón o en el
arquetipo de “besar al sapo”?
EC.-
Los cuentos de hadas fueron mi esqueleto, si se tratara de armar un edificio
los cuentos serían mi estructura, construí los capítulos de mi novela retomando
ciertos cuentos clásicos y dándoles una variación a partir de la historia de
mis personajes. Me pareció interesante retomar la historia del “príncipe sapo”,
pero modernizándolo, mediante una chica que tiene una identidad sexual
diferente, quería jugar con la palabra “sapo” porque no existe en femenino, la
historia me proponía los significados.
MC.- Al modernizar los
conceptos literarios era inevitable modernizar las formas del lenguaje, en tu
libro aparecen las plataformas digitales que utilizan los adolescentes, ¿los
diálogos en formato de Fecebook y Whatsapp pretenden despertar el interés y la
empatía de los millennials?
EC.-
Cuando escribo una historia me interesa el contenido y cómo la voy a contar,
trato de ser diversa, me gusta experimentar con otras formas del lenguaje, en
mi novela quise incluir cartas y pensé en los lectores que están acostumbrados
a leer en los diferentes dispositivos, quise incluir los diálogos en formato
digital para que les resulte más interesante a los jóvenes y porque quería
retomar la estructura de un lenguaje real: los chats y los correos
electrónicos.
MC.- Lo más interesante
de tu novela es la denuncia del modus operandi de los depredadores sexuales y
sus “carnadas digitales”, ¿es un libro pedagógico para los adolescentes y sus
padres?
EC.-
Cuando escribo no pienso en los padres, pienso en los niños y en los jóvenes.
Mi lector idílico es un niño o adolescente que aprenderá a cuidarse a sí mismo,
quiero que los jóvenes sean conscientes de los peligros de las redes sociales,
tal vez algunos lectores tienen la fortuna de contar con unos padres que les
enseñaron a cuidarse, pero otros lectores se encuentran muy solos, cuando
escribo una historia pienso en niños muy solos, en jóvenes muy solos, tal vez
su única compañía es la lectura.
MC.- Apuestas al mundo
interior de los lectores, ¿el escenario ideal de tu novela era un internado?
EC.-
Quise desmitificar muchas cosas, cambiando la perspectiva de los cuentos de
hadas, yo necesitaba el internado porque al tomar la estructura de los cuentos
clásicos siempre está la figura de la madrastra que pretende deshacerse de los
niños enviándolos lejos, si lo pensamos en términos “realistas”, lo más cercano
sería un internado; sin embargo, quise desmitificarlo porque siempre está la
figura del internado como una cárcel, cuando hay internados que ofrecen
ventajas educativas. Al escribir libros para niños y jóvenes hay cierto
contacto con la voz interior de quién fui de niña o de joven, de algún modo, el
personaje es una burla de mí misma porque en la adolescencia te vuelves muy
trágica y dramática, quise que mi personaje se diera cuenta que las cosas que
pensaba como las grandes tragedias de la vida podrían no ser tan graves; por
eso me interesó el personaje de “Carolina”, su compañera en el internado,
porque es un contrapeso, “Carolina” le presenta otra visión de la vida, en la
adolescencia hay mucho ego porque estás concentrada en ti.
MC.- En la exploración
de la adolescencia también está la búsqueda de aceptación, ¿al presentar
diferentes etiquetas sociales pretendías evidenciar los estereotipos?
EC.-
Cuando estás en una escuela secundaria tienden a etiquetarte, pero me interesó
que mi personaje encontrara una identidad propia, en lugar de agradar a los
grupos. Por eso decía que el personaje de “Carolina” es un contrapeso, ella es
capaz de llevarse bien con todas las estudiantes del internado sin perder su
esencia, es un personaje a seguir para mi personaje principal, al sentirse sola
y desubicada no sabe qué identidad tener para ser aceptada por los demás.
MC.- ¿Las adolescentes
del siglo XXI leen los cuentos de hadas?
EC.-
No, leen otras cosas, novelas de vampiros en la preparatoria.
MC.- Al ser tu primera
novela, ¿qué esperas de los lectores?
EC.-
Me gustaría que se identificaran en el aspecto del significado de los cambios de
la niñez a la adolescencia y cómo uno se puede sentir, quise entrar en contacto
con los sentimientos. Me gustaría que los lectores sean receptivos a eso, si se
acercan al libro encontrarán la historia de la transición de una chica y tal
vez otras personas podrían pasar por algo similar al margen de la época.
MC.- Tu novela está
ilustrada por Estelí Meza, ¿trabajaron juntas el proceso de ilustración?
EC.-
No, la editorial manejó aparte la ilustración. Las editoras buscan, hacen
pruebas y deciden, a mí me mostraron el resultado, yo no incido en las
ilustraciones, me parece muy afortunado porque los ilustradores generan su
propia lectura. Editorialmente eligieron dos tonos: rojo y negro, eligieron el
rojo porque se pueden manejar muchos matices hasta llegar al rosa, pasar del
rosa que representa la infancia al rojo que se relaciona con la menstruación y
el crecimiento.
MC.- Al contar con las
referencias digitales, ¿cómo pueden entrar en contacto los lectores?
EC.-
En mi cuenta de twitter: @cruzmadridsibil.
MC.- Finalmente, ¿cuándo
presentarás Adiós a los cuentos de hadas?
EC.-
Ya lo presentamos -recién salido de la imprenta- en la Feria Internacional del
Libro Infantil y Juvenil (FILIJ).