jueves, 9 de junio de 2016

Entrevista con Rose Mary Salum

Rose Mary Salum: “El agua que mece el silencio es un juego de opuestos”
Por Mario Casasús/Clarín de Chile

Ciudad de México.- En entrevista con Clarín.cl Rose Mary Salum, escritora y editora, habla del libro El agua que mece el silencio: “Cuando decidí darle continuidad a esta historia comencé a jugar un poco con los personajes que habían salido en la primera historia, entonces les fui dando voz a los otros chicos que participan en el cuento y comencé a imaginar cómo serían ellos, cómo hablarían, así salió el segundo cuento, de forma visceral, relacionado con el primero, a partir de los dos cuentos comenzaron a surgir los personajes, con un método de la imaginación, otros personajes tomaron la voz para hablar y me di cuenta en el tercer o cuarto cuento, que este libro tendría una interconexión, efectivamente son cuentos, pero también habría una historia en otro nivel”. Los personajes son adolescentes que enfrentan la guerra de medio oriente, en medio del despertar sexual y su mundo interior.

La directora de la revista bilingüe Literal reflexiona sobre los personajes de su nuevo libro: “Me interesaba mucho hacer el contraste, en un principio no fue consciente, pero después me di cuenta: esto es muy claro, el mundo de los opuestos: el mundo de los adultos con el mundo de los adolescentes, el mundo en paz con el mundo violento, lo que los niños creen y lo que les imponen creer, el despertar sexual del niño frente a un mundo donde está presente la muerte”. Rose Mary Salum presentó El agua que mece el silencio en la Feria del Libro de Madrid (2 de junio), y lo presentará en el Centro Libanés de la Ciudad de México (9 de junio, 19 horas).

MC.- Rose Mary, “El agua que mece el silencio” parece una novela, repites los nombres de los personajes en cada cuento, ¿cómo ordenaste los capítulos para no perder el hilo conductor de tus voces narrativas?
RMS.- Es casi como una novela, fue lo que más me costó trabajo, el primer cuento le da nombre al libro, surgió como una narrativa muy visceral, salió de una situación muy específica, escribí el cuento y al terminarlo dije: “me falta, siento que estoy comenzando, de pronto eché a andar algo y lo voy a seguir”. Cuando decidí darle continuidad a esta historia comencé a jugar un poco con los personajes que habían salido en la primera historia, entonces les fui dando voz a los otros chicos que participan en el cuento y comencé a imaginar cómo serían ellos, cómo hablarían, así salió el segundo cuento, de forma visceral, relacionado con el primero, a partir de los dos cuentos comenzaron a surgir los personajes, con un método de la imaginación, otros personajes tomaron la voz para hablar y me di cuenta en el tercer o cuarto cuento, que este libro tendría una interconexión, efectivamente son cuentos, pero también habría una historia en otro nivel que se contaría generalmente, independientemente de las situaciones específicas de cada cuento. Acomodar los cuentos fue lo más difícil, los dos primeros estaban fácil, pero a partir del tercer cuento comencé a batallar, de hecho tardé mucho tiempo en terminar el libro porque me sobraban algunos cuentos, no encontraba la forma para que funcionaran juntos, hasta que un buen día fui a la computadora y comencé a eliminar los cuentos que no funcionaban y el libro estaba terminado.     

MC.- La mayoría de los personajes hablan en primera persona, los silencios llegan por el flujo de conciencia, por la introspección de la edad, ¿el adolescente habla mucho consigo mismo? 
RMS.- La mayoría de mi narrativa tiene un tono muy intimista, estoy más interesada en contar lo que sucede en el mundo interior que en el mundo exterior, claro, siempre hay esta combinación de algo que sucede en el mundo exterior que detona las situaciones que se manifiestan en el mundo interior. La primera persona me facilita mucho la parte de poder colocarme en la situación del personaje, ser el personaje y hablar en representación del personaje, en ese sentido, la primera persona me sirve y permite desarrollar el mundo interior de cada personaje; ahora, hay uno o dos cuentos que son en tercera persona, pero siempre volcándose al mundo de la imaginación y las emociones de los personajes, describen el mundo externo, pero se concentran en su mundo interno.

MC.- En el mundo externo encuentras un contexto social: la guerra en medio oriente, pero los adolescentes no están muy contaminados por la violencia, la evaden en sus mundos interiores y con las redes sociales. ¿Por qué ubicas a los personajes en una guerra?
RMS.- Es cierto lo que dices: los adolescentes están menos contaminados por la política y la violencia, tienen una visión del mundo más pura, pero la perciben con metáforas, se dan cuentan. Eso que dices es interesantísimo porque sí hay una intención consciente en el libro: ¿cuál es la visión de un niño que está saliendo del mundo y lo ve por primera vez?, olvida la política, olvida las noticias de los periódicos, olvida si la guerra en medio oriente se está peleando en Estados Unidos, si Israel tiene una forma de ver el mundo, si los árabes tienen otra visión. Mi punto es: ¿cómo ve el mundo un niño?, intento buscar esa parte pura, que no ha sido tocada, casi virgen. Claro, es la contraparte de la guerra de medio oriente que tiene que ver con una situación tan politizada que hasta las palabras se han desgastado, si tú dices: “muro” tiene un sentido, si dices: “barda de contención” tiene otro sentido, todas las palabras están cargadas y a la vez están desgastadas. No ves una solución cercana, ya ni siquiera el lenguaje está siendo efectivo, por eso regresé a estas almas puras para ver cómo están percibiendo el mundo, quizá sea una forma de retomar el discurso de medio oriente y decir: “toda esta política es una imposición”.

MC.- La virginidad adolescente llevó a los personajes a descubrir el erotismo, entre tanta muerte está la pulsión de vida, ¿había una intención de confrontar a Eros y Tánatos?
RMS.- Exacto, me interesaba mucho hacer el contraste, en un principio no fue consciente, pero después me di cuenta: “esto es muy claro, el mundo de los opuestos: el mundo de los adultos con el mundo de los adolescentes, el mundo en paz con el mundo violento, lo que los niños creen y lo que les imponen creer, el despertar sexual del niño frente a un mundo donde está presente la muerte”.

MC.- Me fascinó el uso del tiempo: en una parte leemos frases con cronómetro, en otra parte deletreas las palabras, ¿era un contrapunto del tiempo y el silencio?
RMS.- No lo había visto, es cierto lo que dices, el tiempo está presente, sobre todo en la voz de “Simón” que tiene una percepción casi entrecortada de su realidad, a este personaje le falta ser elocuente, le faltan las palabras, sin embargo siempre está determinado por el tiempo, el tiempo marca un ritmo, le da el tono a la voz de este personaje. Ahora que lo preguntas y comienzo a elaborar el punto: también tiene que ver con el tiempo y tu determinación en el mundo, puede actuar a tu favor, o puedes morir en un bombardeo.

MC.- Al ser un libro introspectivo predomina el silencio, pero “Zeina” interrumpe las conversaciones y la dinámica…
RMS.- Es fascinante lo que dices, hay otro juego de opuestos, está el silencio y el juego de voces, el silencio es el silencio interno -la imposibilidad de poder expresarse, frente a la forma de expresarse elocuentemente de “Ivette”-, además este silencio y las voces tienen un eco en la comunidad internacional, tienen que ver  con el silencio de la comunidad internacional respecto al conflicto en medio oriente: ¿por qué la comunidad internacional no denuncia los horrores de la guerra?, ¿o se está diciendo mucho y por ende han sido demasiadas voces que el lenguaje perdió efectividad?

MC.- Cuando lees tu libro como una novela, resulta divertido seguir la pista de los adolescentes: Ivette ama a Simón, Alberto ama a Ivette, pero sus amores platónicos cambian al pasar las páginas, ¿por qué son tan lúdicas las relaciones de tus personajes?
RMS.- Eso sí fue muy consciente, lo hice así porque cuando los niños están en esa edad, entrando a la adolescencia, les gusta todo el mundo. Si tú recuerdas cuando eras jovencito te gustaba Juanita, también te gustaba Chuchita (risas). Y un poco, poniéndome en el contexto de los personajes, me parecía muy verosímil que “Ivette” le gusta a “Alberto” y así sucesivamente, hay una cosa indefinida que tiene que ver con la pureza de los niños, su sexualidad está germinando y sus gustos no se acaban de definir.

MC.- ¿Tu libro salió publicado en España y después en México?, ¿por qué eliges enviar tu manuscrito a Vaso roto?
RMS.- Sí, primero salió en España y está disponible en todas las librerías de México. Me siento muy afortunada de publicar en Vaso roto, es una editorial que cuida mucha la calidad de sus libros, y el 80% de su catálogo se concentra en traducciones y poesía, estoy muy contenta por haber salido en la colección de narrativa Umbrales.

MC.- Ante los prejuicios que despierta el mundo musulmán, ¿qué esperas aportar con tu libro?
RMS.- Si de algo sirve la literatura es para acceder a otras visiones del mundo, mi libro se vuelca sobre las voces inocentes, quisiera que diera pie a una reflexión para ver la imposición de la guerra y lo artificial del lenguaje político. Nadie puede imponer sus creencias, a excepción de un poder coercitivo que controle las creencias; pero la verdad, la vuelta al principio -a la adolescencia, donde se originan las creencias y la identidad- es la intención de mi libro y espero que el lector pueda verlo así.

MC.- Finalmente, tu familia emigró de Líbano a México, tú emigraste a Estados Unidos y diriges una revista bilingüe, ¿piensas traducir tu libro?, ¿qué esperas del lector norteamericano?   
RMS.- Están traduciendo mi libro al inglés, la idea es presentarlo en Houston. ¿Qué esperaría?, que se pueda leer sin prejuicios, es un libro que toca temas que vienen cargados de muchos prejuicios, espero que se lea sin hacer un juicio previo y que los lectores norteamericanos sean receptivos para ver qué tiene que decir el libro. Ojalá, porque el tema es complicado, porque se ha dicho demasiado al respecto en el mundo político –no en la literatura-, además en Norteamérica te ven sin poder descifrarte, porque soy de México, pero tengo origen libanés, te ven como un alíen, literalmente eres un extraterrestre en Estados Unidos.